Es el caso de Howard Davies-Carr, un padre que tuvo la feliz idea de colgar en YouTube un vídeo de apenas un minuto en el que su hijo Charlie mordía repetidas veces el dedo de su hermano Harry.
Esta tierna estampa ha sido vista casi 400 millones de veces en YouTube y ha reportado a la familia un beneficio de más de 116.000 euros.
Los responsables de YouTube, propiedad de Google, han decidido pagar esa cantidad de dinero a los creadores del vídeo para compensarles por su éxito, que les ha generado enormes beneficios en concepto de publicidad.
El caso de Charlie no es único, David DeVore ganó una cantidad similar gracias a un vídeo en el que aparece su hijo bastante afectado por la anestesia tras una visita al dentista. También Katie Clem ha ganado dinero por un vídeo que recogía la reacción de su hija tras conocer la noticia de un próximo viaje a Disneyland.
La plataforma monitoriza todos los vídeos que se suben y cuando detectan uno de estas características se ponen en contacto con sus creadores para ofrecerles una compensación económica. Se trata de un pequeño porcentaje de vídeos que tienen en común “la rapidez con la que se comparten”, según explica Kevin Allocca, miembro de YouTube.
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