En 2013 el beneficio fue de 3.000 millones de dólares y en 2014 de 4.000, pero aun así YouTube no resulta rentable para Google. Y al parecer el origen del problema es que la gran mayoría de los espectadores reproducen los vídeos desde otras páginas web que los muestran como contenido añadido o enlazan al portal, lo que reduce los ingresos por publicidad.
En YouTube no ocultan que su intención es que los internautas accedan a la web del portal como quien enciende el televisor y a partir de ahí naveguen por los distintos canales como quien hace zapping en busca de contenidos que le interesen, pero es un procedimiento en el que sólo incurre una ínfima parte de internautas.
Por esta razón en YouTube han decidido apostar por financiar la producción de contenidos propios apostando por los youtubers de mayor calidad a los que pagarán para que graben vídeos exclusivos que atraigan “youtubespectadores” y consigan mejorar el negocio que Google adquirió en 2006 a cambio de 1.650 millones de dólares.
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