Dejó Google por Yahoo con el cometido de enderezar el rumbo de una compañía huérfana de liderazgo y de un proyecto ilusionante, con repercusiones mundiales, pero la efectividad de sus logros no deja de ser cuestionada. Ni siquiera ahora. Tras casi tres años y medio de mandato, Marissa Mayer podría acabar relevada de sus funciones. Según se rumorea, ya se barajan algunos candidatos a futuro CEO de Yahoo, empezando por el propio Ross Levinsohn, el hombre que había actuado como director general interino en el periodo comprendido entre la marcha de Scott Thompson y el nombramiento de Mayer allá por 2012. Aún no hay certezas sobre este movimiento, sólo indicios. El tiempo dirá si la presión de los accionistas acaba haciendo mella o si la confianza de la Junta Directiva en los planes vigentes avalan a Marissa al frente de Yahoo.

Considerada en su día uno de los jóvenes cerebros de Google, donde trabajó durante 13 años y fue la empleada número 20, Marissa Mayer entró en Yahoo respaldada por su experiencia en diferentes productos online como la búsqueda o los mapas, entre muchos más. Durante su trayectoria en la nueva compañía, ha decidido apostar por el potencial de áreas como la movilidad y tecnologías como el vídeo. A nivel móvil, Yahoo se ha hecho con Flurry mientras que en el terreno del vídeo destaca la adquisición de Brightroll. Eso por no hablar de Tumblr o incluso de Summly, de quien tanto se habló. Y es que las compras de activos se han sucedido durante el mandato de la ejecutiva rubia de los ojos claros y el trabajo constante. Pero también lo han hecho las cancelaciones de productos, los cierres de instalaciones, los despidos y las fugas de talento, con nombres propios como los de Kathy Savitt, Jackie Reses o Mike Kail, junto a otros.

La última bala que ha disparado la CEO de Yahoo parece proceder de la recámara de esas búsquedas sobre las que tanto sabe, a través del proyecto Yahoo Index. Sus pasos quieren trazar un camino de renovación de la oferta heredada e innovar con “contenidos y experiencias personalizadas para usuarios y anunciantes de todo el mundo”, siguiendo la frase que lanzó Mayer nada más conocerse su contratación. Para ello es necesario transitar por un proceso de reestructuraciones y un aumento de la publicidad que atraigan a los internautas hacia un referente tecnológico en horas bajas. Yahoo se está ayudando del asesoramiento de McKinsey & Co. Y por ahora consigue mantenerse en pie con el apoyo de Alibaba. En contra de lo previsto en un principio, seguirá manteniendo su participación del 15 % en este gigante del eCommerce que debutó en el parqué el año pasado.

Aferrarse a ese negocio contentará a quienes catalogaban la escisión de arriesgada. Pero deja a Yahoo sin los miles de millones de dólares que le habría reportado la operación. ¿Qué pasará ahora? ¿Venderá sus activos de Internet? ¿Acabará vendida toda la compañía? ¿La comprará Twitter? ¿La propia Alibaba? ¿Se fusionará con AOL, o Verizon? ¿Habrá recortes? ¿Seguirá Marissa Mayer de CEO? Los interrogantes, y los problemas, se le acumulan a la firma californiana. Aunque ésta no es la primera vez que se cuestiona su viabilidad. Las subidas y bajadas de Yahoo en un mercado cada vez más globalizado y competitivo vienen de largo, se remontan varios años atrás. Su anterior CEO, Scott Thompson, tuvo que dimitir tras descubrirse inconsistencias en su currículum, alegando problemas de salud. Había relevado en el cargo al temporal Tim Morse y duró poco más de un trimestre: de enero a mayo de 2012. Desde 2009 a septiembre de 2011, el rol lo desempeñó Carol Bartz, que acabaría cesada. Ninguno consiguió su objetivo.

Cuando Internet sonreía a Yahoo

Antes que la den por muerta, Yahoo necesita que sus ideas fructifiquen, mejorando resultados financieros e incrementando una base de clientes que justifiquen las inversiones realizadas. El cambio de siglo se le ha atragantado a una empresa que tuvo unos inicios para recordar. Nació en el mes de marzo de 1994 como una idea de los universitarios Jerry Yang y David Filo, ambos estudiantes de ingeniería en Stanford. En 1995 su propuesta de negocio ya había conseguido hacerse notar, captando cierta financiación. Y en 1996 comenzaba a cotizar en Bolsa a un precio inicial de 24,5 dólares por acción. Podríamos decir que sólo era una startup, una debutante, pero su ascenso hacia el cielo de los gigantes de Internet había comenzado de la mano de su presidente, jefe de operaciones (y “mago”) Jeff Mallett.

Por aquel entonces Yahoo crecía en empleados y usuarios. Era la época en la que se llevaban los portales de noticias. Una época en la que la presencia de los medios tradicionales no era, ni mucho menos, comparable a la actual y aquella en la que el boom protagonizado por las redes sociales ni se llegaba a oler. Yahoo era más que un buscador, se ofrecía a los internautas como el epicentro de la información justo cuando la página de Inicio del navegador se podía equiparar con todo lo que Internet tenía por ofrecer. Y con el tiempo fue incorporando otros servicios básicos, como por ejemplo el correo electrónico. La diversificación servía para consolidar su presencia, en Estados Unidos y más allá, e iba acompañada de absorciones de empresas como Flickr, Delicious o Broadcast.com, por la que llegó a pagar 5.700 millones de dólares. Otra gran inversión fue la de Geocities, valorada en 3.600 millones de dólares.

El pico máximo de su valor bursátil data del año 2000, cuando cada una de sus acciones llegó a los 475 dólares. Después la burbuja de las puntocom se pinchó y, un año después, el precio había caído a los 8,11 dólares. Hay otras dos fechas que cabe rememorar: en 2002, Yahoo intentó hacerse con una Google de tan sólo cuatro años de edad y en 2008, fue Microsoft la que quería llegar a un acuerdo de esas mismas características con Yahoo. Pero Google rechazó los 3.000 millones que le ofrecían. Y Yahoo le dijo no a la tentación de 44.600 millones de dólares que provenía de Microsoft. Tras esto la atención de Microsoft ha vuelto a planear sobre ella en alguna que otra ocasión, con acuerdo de búsquedas incluido en 2009. Esos son algunos de sus hitos. Los años más recientes han acrecentado las decepciones, e incluso la nostalgia. El histórico buscador Altavista cesó su actividad hace un par de veranos. Le siguió su Directorio. Y el teletrabajo ha sido eliminado. Eso sí, el logo conserva el signo de exclamación… al menos de momento.

Mónica Tilves

Licenciada en Xornalismo por la Universidad de Santiago de Compostela en la especialidad de Periodismo Electrónico y Multimedia. Apasionada de los gadgets, la fotografía digital, el diseño web y el arte. Tras un primer contacto con el mundo de la prensa escrita y con la suficiencia investigadora debajo del brazo, me decanto por los medios online. Cubro la actualidad informativa en Silicon Week desde 2011, además de colaborar en otras publicaciones del grupo NetMediaEurope en España como Silicon News. Ahora en Silicon.es.

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