Desde la llegada de las redes sociales, el dilema entre salvaguardar la privacidad o abrirse perfiles en todas ellas para avivar la relación con los clientes y superar a la competencia se ha mantenido candente.
Además, hay compañías que prefieren no estar en redes en primera persona para ahorrarse costes, porque no saben cómo sacarle partido o tras cansarse de luchar contra los cambios en los algoritmos de estas plataformas o contra los denominados troles.
Pero, ¿qué pasa si se cierran los perfiles en redes? ¿Cuál es la alternativa? La Universitat Oberta de Catalunya (UOC) ha analizado este extremo y llega a la conclusión de que no es “un suicidio comercial para la marca” porque hay alternativas.
Estas alternativas empiezan por aprovecharse de los perfiles de otras personas, como son los influencers o influenciadores, para llegar al gran público. De este modo, “la empresa no tendrá perfiles propios en las redes, pero sí estará presente en ellas mediante los perfiles del influenciador” contratado, tal y como explica Neus Soler, profesora del máster de Marketing Digital de la UOC. Y, en particular, parece recomendable apostar por microinfluenciadores o influenciadores de nicho, que no tienen tantos seguidores pero están realmente interesados en la temática y resultan más naturales.
Otra medida sería potenciar la comunicación a través de canales como el correo electrónico, el boletín de información, plataformas de chat o la web corporativa. También se puede optar por fomentar experiencias de valor en la tienda física y otros espacios.
Silvia Martínez Martínez, directora del máster de Social Media: Gestión y Estrategia de la UOC, matiza que “es importante que la empresa siga llevando a cabo una actividad de escucha de lo que la gente dice sobre el producto o el servicio que ofrece”, algo que se puede hacer con las etiquetas de mención de la marca y agrupando interacciones. “Los comentarios que hace la gente pueden aportar información muy útil sobre qué gusta o cómo puede mejorarse un producto”.
Por otro lado, lo que se pierde al abandonar las redes sociales es la capacidad de control en situaciones de crisis. “Si no tienes un canal propio, pierdes el control de estas situaciones, y todo lo que se diga de ti y las quejas o críticas que puedan expresar tus seguidores quedarán registradas sin poder hacer nada con ellas”, razona Soler.
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