Windows 10 ha tenido un estreno positivo pero en el plano de la privacidad parece que no termina de convencer a los usuarios.
En la lista de inconvenientes en ese apartado hay que añadir la que se considera como la última afrenta contra la privacidad de sus clientes.
Tal y como exponen en WinBeta, en la licencia de usuario final de Windows 10, Microsoft se reserva el derecho a comprobar el sistema del usuario para detectar si tiene videojuegos pirateados o emplea hardware de dispositivos periféricos que no estén autorizados por la empresa.
De momento la licencia de Windows 10 solo menciona a los videojuegos y no dice nada de suites de productividad como Adobe Creative o Microsoft Office.
La medida afecta a todos los usuarios que accedan a su ordenador mediante una cuenta de Microsoft, o los que empleen los servicios online que ofrece la compañía a través de su consola Xbox.
Por otra parte, los expertos apuntan que no queda claro si Microsoft estará habilitado para compartir la información que obtenga con las autoridades policiales o simplemente se tendrá derecho a deshabilitares el acceso a los contenidos pirateados.
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