Vuelta al teletrabajo en septiembre: Ahorro en transporte, más gasto en electricidad

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha publicado un estudio en el que detalla los gastos (y el ahorro) que supone para los teletrabajadores ahorrarse el desplazamiento al trabajo, contrastándolo con el incremento de gasto que supone el consumo eléctrico (ordenador, iluminación, climatización…).

Tras la irrupción generalizada de manera obligatoria del teletrabajo como consecuencia de la pandemia hubo empresas que mantuvieron esos protocolos durante meses (algunas aún lo hacen) además de otras que optaron por entornos de trabajo híbridos, con unos días de presencia de los empleados en las oficinas y otros de teletrabajo.

Pero la gran pregunta es ¿resulta más caro o más barato el teletrabajo? Y la respuesta no es sencilla ni mucho menos única y definitiva. En cualquier caso el informe recientemente hecho público por la OCU analiza las distintas partidas de gasto involucradas en la asistencia presencial a las oficinas (gastos de transporte) y en el teletrabajo doméstico (consumo eléctrico en casa), cuantificando ambos.

Ir al trabajo sale caro

O por lo menos más caro que evitar el desplazamiento, especialmente si el gasto en combustible depende del trabajador. Para calcularlo la OCU ha tomado como referencia un vehículo de tamaño medio con el que se realizan dos tipos de desplazamientos: uno cercano (25 km entre ida y vuelta) y otro más alejado (80 km entre ida y vuelta), comparándolos con un desplazamiento en transporte público.

Para esos desplazamientos, además, se ha tenido en cuenta distintos tipos de combustible (gasolina, gasoil, gas licuado del petróleo GLP y vehículo eléctrico), obteniendo como conclusión que en el caso de vehículo de gasolina para centro de trabajo a más de 40 km de distancia el gasto para el trabajador puede rondar los 265 euros.

Gastos aparte serían los del incremento en el desgaste del vehículo así como el mantenimiento necesario que aumenta en función del uso.

Trabajar en casa no sale sale caro

No obstante trabajar desde casa también presenta un grave inconveniente que, además, se ha agudizado en los últimos tiempos: el coste del consumo energético. Y es que el teletrabajador (salvo acuerdos previstos con la empresa) debe abonar la factura eléctrica de su casa, una factura que se verá aumentada por el consumo del ordenador y demás equipamiento necesario (escáner, impresora…) así como de la iluminación artificial requerida y, en función de la climatología, ventiladores, aire acondicionado o calefacción.

En este último caso, si se tratase de calefacción de gas o de otro tipo, aunque el coste suele ser inferior al de sistemas de calefacción eléctricos, también correría de cuenta del teletrabajador, aumentando la factura de los suministros domésticos.

Desde la OCU han calculado que el consumo medio de un ordenador estándar dedicado a tareas de ofimática (se descartan actividades de alto rendimiento como edición de vídeo o similares, que puedan requerir un mayor trabajo del procesador) es de 1,6 KWh, lo que supone alrededor de 0,50 € diarios.

Sumado al coste de la climatización (8 KWh) que serían 2,4 € diarios supone al cabo del mes algo menos de 70 € mensuales de incremento en la factura del consumo eléctrico. Una cantidad que, en función de las tarifas contratadas, podría incrementarse o incluso ser más baja.

En estos cálculos no se han tenido en cuenta facturas como las de la línea de telefonía móvil o el acceso a Internet

Teletrabajar sale a cuenta

Con estos números la conclusión que se extrae desde la OCU es que, en líneas generales y a salvo de excepciones y casos particulares, de promedio resulta más rentable para un trabajador optar por el teletrabajo que por la asistencia diaria a la oficina. En concreto podría llegar a ahorrarse hasta un 70 % en comparación con el desplazamiento diario a un centro de trabajo que no esté lo suficientemente cercano para permitir un desplazamiento más económico (caminando, bicicleta…).

La razón principal es que, a pesar del incremento del coste de la energía eléctrica continúa siendo mayor el gasto en combustible para los desplazamientos, por lo que, en su caso, habría que ponderar también la diferencia de gasto si el desplazamiento puede hacerse en transporte público.

En función de las circunstancias habría que añadir también otros gastos, como serían las dietas de comer fuera de casa.

Antonio Rentero

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