VOD en España: ¿tiene razón Netflix al no querer venir?
El mercado del Video On Demand en España no acaba de arrancar: la falta de catálogo y de tradición, parecen ser las principales causas.
Los obstáculos: usuario malacostumbrado, industria poco receptiva
A simple vista, es sencillo echar la culpa del poco éxito del VOD en España a los usuarios: España es uno de los países con más “tradición pirata”, por lo que se suele concluir que el usuario español no quiere pagar por contenidos digitales. No obstante, desde dentro de la industria del VOD explican que no es así.
“La piratería ha maleducado al público acostumbrándolo a encontrar aquello que quiere y de forma casi inmediata tras el estreno”, admite Juan Carlos Tous, fundador de Filmin. El problema no es tanto el de no querer pagar, como el de cuándo se pueden ver las películas. “Estoy convencido de que si todas las películas estuvieran disponibles en Internet y quien quisiera un título o una serie la encontrase fácil y a buen precio, se acabaría la piratería y se desarrollaría un nuevo mercado”, explica.
Las ventanas de explotación tradicionales de la industria audiovisual se han perdido con la piratería y parecen ser uno de los mayores obstáculos a la hora de lograr que el VOD funcione de verdad en España. “¿Cómo vamos a explicarle ahora al público que para disponer del título en Internet debe esperar tras el estreno en cine unos meses?”, se pregunta Tous. La norma parece obsoleta. “Por parte de la industria deberíamos hablar y encontrar soluciones ante la demanda del nuevo espectador y poner todos los contenidos a disposición de forma rápida”.
Anders Sjöman, portavoz y vicepresidente de la firma sueca Voddler, explica que en Escandinavia ya han logrado que “los títulos en alquiler estén disponibles al mismo tiempo que los lanzamientos de DVD”. No obstante, la diferencia de tiempo con respecto al estreno en cines parece que sigue siendo demasiado grande.
El otro gran problema del que nadie quiere hablar de forma clara es el de los derechos que estas firmas tienen que pagar y que condicionan el precio al que pueden ofrecer sus servicios. “La cuestión que se nos plantea, más que si pagaríamos o no por ver una película, es cuánto estaríamos dispuestos a pagar por contenidos digitales”, explica Sjöman.
“Los precios son establecidos por nosotros mismos e influídos directamente por los acuerdos que tenemos con los estudios. Eso hace que los servicios de VOD no tengamos ninguna posibilidad de marcar los precios a a otro nivel que el que prevalece en el mercado hoy en día”.