Visa y Mastercard admiten que los criminales “están unos pasos por delante”
El sector bancario tendrá que gastar muchos millones para defender a sus clientes del riesgo que suponen los fraudes sobre estos tipos de tarjeta.
Cuando Cruz Roja empezó a distribuir las tarjetas que el Gobierno de EE.UU. dispuso para los afectados de huracán Katrina, un fotógrafo de prensa tomó una imagen en la que se ve a uno de los afectados recibiendo la ayuda. La foto se publicó después en Internet y “en menos de ocho horas” se detectó un fraude sobre esa tarjeta. Es una pequeña muestra del desafío que afrontan los responsables de seguridad de Mastercard y Visa, las mayores redes de este medio de pago.
La eficacia de los estafadores que atacan los sistemas de pago basados en tarjetas bancarias ha quedado patente en la conferencia que sobre este tema se celebra estos días en Memphis (EE.UU.). En este encuentro, John Shaughnessy, vicepresidente para la prevención del fraude en VISA USA, y Suzanne Lynch, vicepresidente de seguridad y operaciones de riesgo en Mastercard Internacional, han admitido que la batalla contra los criminales que utilizan Internet para llevar a cabo estafas y robos saben lo que se hacen, y que el sector tendrá que gastar muchos millones para defender a sus clientes de este riesgo.
La imagen de esta industria que presentaron los dos expertos durante su intervención ofrece pocas esperanzas de que a corto plazo se reduzca el número de estafas. Normalmente éstas son llevadas a cabo por redes criminales, y no sujetos solitarios, que utilizan ingeniería social y software disponible en Internet para rodear las defensas de las tarjetas.
“Son muy, muy buenos en lo que hacen (…) y están unos pasos por delante de nosotros en un par de temas. Han hecho sus deberes sobre el sistema de pago, y todos corremos el riesgo de tener que dormir menos por su culpa”, ha declarado Shaughnessy. El responsable de seguridad de Visa explica que los datos del FBI muestran que el número de delitos relacionados con tarjetas e Internet creció un 24 por ciento en 2004. Las pérdidas medias asociadas a estos fraudes se triplicaron el año pasado, desde los 800 dólares de 2003 hasta los 2.400.
El responsable de seguridad en Visa afirma que tanto esta compañía como otras del sector están investigando formas de proteger el dinero incluso en el caso de que las claves en posesión del cliente lleguen a manos de los criminales, lo que sucede normalmente en las estafas por phishing. Pero advierte que estos sistemas podrían tardar aún años en llegar y costar “cientos de millones de dólares”. “A lo mejor dentro de 10 años lo tendremos resueltos… Es una situación difícil”, afirma.