Los juegos tienen más potencial que la simple diversión: las empresas pueden sacarles partido en la formación de sus empleados. Los serious games son cada vez menos exóticos y enseñan a todos los miembros de las compañía a ser más eficicientes, a utilizar nuevas herramientas tecnológicas o a gestionar mejor equipos, entre otras.
“Están entre medias de lo que serían los juegos tal como los entendemos, juegos de consolas, entornos tridimesionales en los que puedes desenvolverte con otras personas y la simulación”, explicaba en una entrevista Joan Ramón Mallart, gerente de consultoría de IBM Global Business Services. Un juego serio, o serious game, su nombre en inglés y el que más se utiliza, es el que se diseña “para un entorno profesional, de empresa, para formar y educar en unos determinados conceptos” o que se utiliza en escuelas de negocios o universidades.
El caso Hardvard ha muerto y ha dejado paso a los marcianitos. IBM anunciaba en octubre que ya estaba disponible CityOne, el primer juego Smarter Planet de IBM que responde directamente a las necesidades de los gestores urbanos, y que había presentado en mayo. La firma ha sabido ver desde un primer momento el potencial de los juegos serios y CityOne no es el primero. Todos llevan consigo la filosofía de un planeta más inteligente que se ha convertido en sello de identidad y garantía de la americana.
Pero no son los únicos. Rulers of Nations es, por ejemplo, un videojuego abierto al público en general. Sólo hay que comprarlo en una tienda especializada. Pero con potencial de serious game. Enseña técnicas de gestión, pone al jugador delante de decisiones difíciles y somete a presión y estrés, entre otras. El jugador es el gobernante de un país real, con todos los problemas que esto conlleva. Tanto es así, que la OTAN lo emplea como entrenamiento de sus trabajadores, como explica la compañía en un comunicado.
Gamelearn es la apuesta española: acaba de presentar Triskelion, que se centra en gestión de tiempo. “Queremos explicar cómo gestionar las tecnologías para conseguir la máxima productividad”, ha apuntado durante la presentación del producto Ibrahim Jabary, Socio de Gamelearn.
El potencial de los serious games está todavía por explotar. En un mundo en el que las compañías quieren ser más amigables y en el que los conceptos cambian tan rápido, jugar parece una solución limpia, rápida y divertida para aprender a afrontar los nuevos retos business. Y es que ya se sabe que la letra con sangre no entra.
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