Los expertos esperan que dentro de tres a diez años un anuncio nos sorprenda y ponga sobre la mesa algo conocido como “mascota de vida artificial”.
Según ha declarado Mark Bedau, director de operaciones de ProtoLife de Venecia, Italia, “estamos hablando de tecnologías que podrían cambiar nuestro mundo de maneras muy diferentes; de hecho de maneras que son imposibles de predecir”.
Aquellas primeras células de vida sintética, hechas a base de químicos en ADN, podrían no parecerse mucho a las no científicas, pero lo cierto es que tendrías que mirarlo a través de un microscopio para verlo.
La creación de protocélulas, señala Bedau, “nos ofrece el potencia de crear vida en nuestro lugar en el universo. Esto eliminará uno de los pocos misterios fundamentales sobre la creación en el universo y nuestro papel en él”.
Por otra parte, muchos son los científicos que creen que la vida hecha por el hombre ofrecerá el potencial de solucionar algunos problemas, desde luchar contra las enfermedades a guardar bajo llave los gases tóxicos o comer los residuos tóxicos.
Bedau señala tres grandes retos para la creación de vida sintética:
. Un contenedor, o membrana para que la célula mantenga las malas moléculas fuera, permitiendo las buenas , y su capacidad de multiplicarse.
. Un sistema genético que controle las funciones de la célula, permitiendo que se reproduzca y mute en respuesta a los cambios del entorno.
. Un metabolismo capaz de extraer materiales crudos del entorno como comida y lo traduzca en energía.
Uno de los grandes líderes en este campo, Jack Szostak del Harvard Medical School, prevé que dentro de seis meses los científicos mostrarán evidencias que el primer paso, la creación de una membrana, no es un gran problema. “Los científicos, señala, están utilizando ácidos grados para ello”
Szostak también es optimista con respecto al siguiente paso, conseguir nucleótidos, los bloques con los que se construye el ADN, para crear un sistema genético que funcione. Su idea es que una vez conseguido el contenedor, si el científico añade los nucleótidos en las proporciones correctas, entonces la evolución Darwiniana podría sencillamente despegar.
“No somos lo suficientemente inteligentes como para diseñar cosas; sólo dejamos que la evolución haga el trabajo duro y después desciframos lo que pasa”, afirma Szostak.
En Florida Steve Benner, un químico biológico de la Foundation for Applied Molecular Evolution se está enfrentando al problema saliéndose de la genética natural. El ADN normal consiste en cuatro bases de moléculas que crean un código genético en pares. Benner está intentando añadir ocho nuevas bases al alfabeto genético.
Bedau señala que hay preocupaciones legítimas sobre la creación de vida que podrían “desbocarse”, pero también hay nuevas maneras de dirigirlo y hay mucho tiempo antes de que esto sea un problema.
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