No sabemos el motivo real que ha llevado a este treintañero a colocar un lanzallamas en la parte trasera de su scooter, permitiéndole “escupir” llamaradas de hasta casi 4 metros con tan sólo pulsar un botón.
Las opciones que se me ocurren:
-Debe escapar de sus “enemigos” de la oficina de manera espectacular, al más puro estilo James Bond.
-Está cansado de que los coches le piten por ir lento y ha decidido tomarse la justicia por su cuenta.
-Pretende viajar en el tiempo sin usar un condensador de fluzo.
-Homenajear al motorista fantasma pero se ha dado cuenta de que tiene que ir al trabajo usando un traje inflamable.
Sea como sea, no me gustaría estar detrás de él. Para que os deis cuenta de la distancia de su “juguetito” al final una foto aclaratoria. Viéndola se me ocurre que debería ponerle un pincho para pollos para que los vendiera en los semáforos y sufragarse así el gasto excesivo de gasolina.— :Dani Burón [Gizmowatch]
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