Startups chilenas, argentinas, colombianas, mexicanas, peruanas… Latinoamérica es una colección de viveros de nuevas empresas. Algo de esperar en países del tamaño de México o Brasil o del potencial socioeconómico de Argentina y Chile, pero que sorprende un poco más en un país pequeño como Uruguay.
La pequeña nación suramericana suele ponerse como ejemplo de superación en el plano futbolístico: dos Mundiales para un país con menos habitantes que la Comunidad de Madrid. Otro tanto podría decirse del ámbito de las startups: con sólo 3,4 millones de habitantes, Uruguay ocupa el 20º puesto del ránking de emprendimiento del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), con una tasa de actividad emprendedora del 14,1%.
Lo que realmente diferencia a Uruguay de sus vecinos es su estable situación económica y política, así como su notable clase media. El país también es conocido por su actitud progresista en diversos campos, como los derechos de los homosexuales y el consumo de marihuana, lo que ayuda a los empresarios uruguayos a crear productos adaptados tanto a mercados emergentes como desarrollados.
Además, Uruguay ha creado un ambiente acogedor para la inversión extranjera. El marco legal es estable y confiable y su infraestructura de comunicaciones está bastante desarrollada. Todo ello se une a los programas gubernamentales de emprendimiento y a la formación emprendedora, tanto en la escuela como fuera de ella, así como a una excelente conectividad, buen nivel de inglés y un mercado de Internet dinámico.
El pequeño tamaño de Uruguay limita su capacidad de exportar bienes de consumo a gran escala, pero no hay límites para ofrecer servicios digitales a cualquier parte del mundo. Muchas startups uruguayas exportan tecnologías escalables, con dos modelos principales de negocio: desarrolladoras bajo demanda para firmas extranjeras y creadoras de productos digitales de principio a fin. El país es conocido como uno de los principales ecosistemas de software en Latinoamérica.
Las startups uruguayas, como es el caso de OrangeLoops, CityCop o SofTruck, suelen ofrecer sus servicios a los países vecinos, llegando incluso a dar el salto a Estados Unidos. Algunos emprendedores se han instalado en Silicon Valley, aunque la mayoría planea mantener su residencia en Uruguay.
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