La UE podría excluir al sector privado del proyecto Galileo
La Unión Europea podría tomar la
decisión de excluir al sector privado de
Galileo,
el sistema de geolocalización europeo que debe competir con el dominante GPS
americano, debido al retraso experimentado en la puesta en marcha de la
iniciativa.
De hecho, fue en 2005 cuando un consorcio de fabricantes aliados del sector
(EADS) recibió luz verde para lanzar el proyecto. Entonces, su objetivo era
crear un sistema operativo que estaría puesto en órbita en 2008, plazo que luego
se prolongaría hasta el 2011. Además la iniciativa comprendía 30 satélites,
frente a los 24 de que dispone el
GPS americano.
Este consorcio está integrado por compañías como las francesas
Thalès y
Alcatel-Lucent,
la española Hispasat, la británica
Inmarsat, las italianas AENA y
Finmeccanica, así como un conglomerado
alemán dirigido por
Deutsche
Telekom y European
Aeronautic Defence and Space Company (EADS).
Sin embargo, por el momento sólo se ha lanzado un único satélite, ya que el
segundo falló en su despegue en 2006. En cualquier caso, las dificultades de la
asociación para formar una entidad que haga efectivo el proyecto y elegir para
ésta un director general han bloqueado las posibles negociaciones entre los
fabricantes y los responsables de la Unión Europea sobre los términos de la
concesión de veinte años que debían haber acordado para explotar Galileo.
El pasado mes de marzo, los ministros de transportes de la Unión pidieron a
las empresas encargadas del proyecto Galileo que respetaran sus compromisos. En
este sentido, les concedieron de plazo hasta el próximo 10 de mayo para que
arreglen sus desacuerdos internos o perderán los derechos de control sobre el
proyecto.
Visiblemente, estas amenazas no han sido suficientes, puesto que la
Comisión Europea va a proponer
retirar el contrato de construcción al consorcio de empresas, para que su
financiación sea íntegramente pública, según han informado fuentes de la Unión.
Desde el organismo han indicado que el comisario de transportes, Jacques
Barrot, propondrá al grupo de los 27 retomar la gestión del proyecto Galileo, el
cual fue inicialmente concebido como un convenio público-privado, y por lo tanto
asumir el presupuesto en su totalidad estimado en unos 3.400 millones de euros.
No obstante, la UE se comprometió a cubrir un tercio de los costes que este
proyecto iba a suponer, es decir, unos mil o 1.200 millones de dólares. Por lo
tanto, si finalmente deciden financiarlo en solitario, va a ser muy difícil
cubrir los 2.000 ó 2.400 millones restantes sólo con los fondos y el
presupuesto de la organización.
De hecho, el presupuesto para el próximo periodo ha sido cerrado hasta el año
2013, motivo por el cual los fondos públicos no serán suficientes.
En cualquier caso, según declaraciones de expertos de bruselas para el
periódico
La
Tribune, el proyecto Galileo es muy ambicioso y de llevarse a cabo, podrá
ofrecer multitud de servicios prácticos susceptibles de encontrar clientes y,
por lo tanto, generar ingresos para nada desdeñables.
Además, desde la Unión se ha asegurado que se propondrían otras soluciones,
pero la preferencia es que la iniciativa sea de nuevo ejecutada por los estados
de la Unión, a lo que le seguiría el lanzamiento de una nueva oferta para las
empresas candidatas, que únicamente tendría lugar después de que los satélites
de la red Galileo ya estuvieran construidos y puestos en órbita.
De acuerdo con esto, la supervisión del proyecto sería encargada a la
Agencia Espacial Europea,
mientras que las empresas del consocio estarían siempre implicadas en la parte
técnica y tecnológica pero sin llegar a asumir ningún riesgo financiero.
Desde Bruselas han calificado la proposición de Barrot como una
?contra-ofensiva para recolocar a Galileo sobre el camino?. El sistema podría
estar operativo de aquí a finales del año 2012, según la propuesta recogida por
la agencia Reuters.
Otra opción consistiría en dejar a los estados el reparto de las tareas, y
prolongar, como muy pronto hasta el verano del 2014 la entrada en servicio de
Galileo.
Por lo tanto, el GPS americano tiene bastante tiempo por delante para
mantener su buena posición. El retraso europeo permitirá que los fabricantes
americanos continúen aprovechándose del entusiasmo del gran público para la
geolocalización y recolectar solos los frutos de un jugoso mercado.