¿Una república independiente de Silicon Valley?
El inversor Tim Draper presenta una proposición electoral para convertir Silicon Valley en uno de los seis nuevos Estados en que se dividiría California.
La secesión de nuevos Estados no es una tendencia exclusiva de la vieja Europa. También en California, cuna de las empresas tecnológicas más avanzadas, soplan aires independentistas en una de sus regiones más ricas: Silicon Valley. El destacado inversor Tim Draper ha presentado una proposición electoral para dividir California en seis Estados separados: Silicon Valley, Oeste de California, Jefferson, Sur de California, Centro de California y Norte de California.
La iniciativa “Six Californias” de Draper se basa en la premisa de que “el status quo simplemente no va a funcionar. La amplitud actual de la industria y los diversos intereses en California es insostenible“, explicó el inversor.
La propuesta va más allá de descentralizar el Gobierno californiano, lo que plantea un montón de preguntas. Draper respondió a algunas de ellas en una conferencia de prensa. En primer lugar, cómo se dibujará el nuevo mapa de California. Draper prometió “permitir una gran flexibilidad” a los condados individuales a la hora de definir los límites de los seis nuevos territorios. Él espera que los ciudadanos pongan en común a través del crowdsourcing muchas de las ideas en torno a los derechos de agua, una nueva bandera del Estado y otras funciones oficiales.
Respecto a la distribución electoral, cada Estado obtendría dos congresistas, lo que añadiría 10 representantes más al Congreso, informa TechCrunch. Las autoridades federales tendrían que ampliar también la sala del Senado y plantearse un cambio radical en la rígida balanza bipartidista que el Senado ha mantenido durante más de 200 años. “Van a estar nervioso por el cambio”, reconoce Draper, aunque piensa que el Gobierno finalmente aceptará una región mejor gobernada.
Por último, la pregunta clave, y más tratándose de la propuesta de un empresario: ¿quién va a pagar el proceso? Aquí Draper hace de la cultura del garaje y del bootstrapping, muy propias del entorno, su propia idea política. “Me aseguraré de que se pone en la papaleta electoral. Esto puede costar millones de dólares y no hay grandes socios aún a bordo“. No obstante, Draper asegura que ha visto un gran interés popular en su propuesta. De momento, aspira a llegar a un millón de firmas de apoyo.