El imán, del tamaño de un grano de arroz, da control directo del movimiento sobre un cursor en la pantalla del ordenador o sobre una silla de ruedas eléctrica.
Se implanta fácilmente debajo de la lengua, según ha explicado el equipo de investigación del Instituto Tecnológico de Georgia, responsable de su desarrollo.
“Elegimos la lengua para hacer operar el sistema porque, a diferencia de las manos o los pies, que son controladas por el cerebro a través de la espina dorsal, la lengua está conectada directamente al nervio craneal que suele salir ileso cuando se producen daños severos en la espina dorsal de una persona”, comentó Maysam Ghovanloo, profesor que trabaja en el proyecto.
Un dispositivo con sensores de campo magnéticos detecta los movimientos de la lengua y los transmite como señales inalámbricas al portátil, que puede situarse en las ropas del usuario o en su silla de rueda.
Los investigadores dicen que se puede programar el ordenador con un grupo de movimientos muy amplios de la lengua, adaptados a cada usuario, con lo que por ejemplo el sistema podría reconocer como una orden diferente el toque con la lengua de los distintos dientes.
De momento, el sistema está en fase de prueba.
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