Un sueño electrónico
Las promesas de las Tecnologías de la Información se circunscriben al aparato comercial, alejándose de las verdaderas mejoras que podrían ofrecer.
A medida que nos encaminamos hacia la Sociedad de la Información, empieza a vislumbrarse el horizonte de qué será en realidad dicha sociedad. A primera vista todas las medidas están destinadas a extraer información de clientes, exprimir las posibilidades comerciales de usuarios y sustituir a los pequeños jugadores en favor de las empresas transnacionales. Desde luego, es una estrategia empresarial como cualquier otra y dentro de los límites legales. No hablemos de qué será Internet, sino de lo que no parece que vaya a ser.
Algunas ideas saltan a primera vista. La primera de ellas, y ya se ha hablado de ella aquí, es el cruce de datos a nivel administrativo. Mientras se está implantando eliminar el papeleo, hay un desinterés profundo por unificar expedientes. Es paradójico que los mismos protagonistas de procesos de globalización no tengan ningún interés en hacer posible la globalización de la información.
Pensemos en las ventajas de una unificación de expedientes (que no por ello de administraciones, ya que la tecnología lo permite). En primer, lugar permitiría la consecución del sueño de la contabilidad total. Cuadrando cuentas individuales, haciendo públicos registros bancarios (cuya confidencialidad resulta absurda y en alto grado sospechosa), contabilizando hasta cerca del último céntimo de euro, el dinero en negro dejará de tener sentido y se eliminarán las habituales fuentes de blanqueo: fundaciones, automóviles, construcción,? Con todos los cauces de gastos contabilizados, el margen de actuación del fraude se reduce bastante.
Por otro lado, el conocimiento de estados de cuentas bancarias y su publicitación, así como de expedientes judiciales, y en general administrativos, permitirían un mayor conocimiento de qué se sabe sobre nosotros y qué no.
No son medidas difíciles de llevar a cabo, requieren tiempo, dinero y buena voluntad por parte de los órganos decisorios, y la mayor carencia parece ser esta última.