Se llama Evgeny Anikin y acaba de confesar ante un tribunal en la localidad rusa de Novosibirsk uno de los robos más grandes posiblemente jamás confesados de los anales del cibercrimen. Anikin se hizo con 10 millones de dólares de una filial del Royal Bank of Scotland que, como demuestra el lugar de las confesiones, no eran suyos.
“Quiero decir que me arrepiento y admito completamente mi culpa”, ha confesado Anikin ante el tribunal, como recoge la agencia de noticias rusa RIA Novostii. Anikin ha sido condenado a cinco años de cárcel.
Anikin pirateó las cuentas de World Pay, una de las divisiones ahora ya vendida del Royal Bank of Scotland, y se giró el máximo posible de dinero, a recoger en puntos de entrega de Asia, Europa y Estados Unidos. Así se hizo con los 10 millones de dólares. Con el dinero, según señala la agencia de noticias, se compró dos apartamentos de lujo en su ciudad y un coche.
El ciberdelincuente no actuó solo.
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