Los bancos son uno de esos segmentos a los que seguir el ritmo a la revolución de los dispositivos móviles les está costando más. Solo unas pocas firmas por el momento están invirtiendo para atrapar las oportunidades que la ‘movilización’ implica. La consultora McKinsey & Company prevé, de hecho, que el concepto de ‘mobile banking’ no estará presente en la mayoría de entidades hasta dentro de 5 o 10 años.
Así lo ha hecho saber esta empresa fundada en Chicago a través de un estudio presentado en el Centro de Innovación del BBVA. El informe, para el cual se han tenido en cuenta a 150 firmas bancarias, destaca que ante la lentitud de los bancos para modernizarse comienza a haber otras empresas que están aprovechando el hueco e irrumpiendo en campos como el de los pagos móviles. Se destacan cuatro áreas en este sentido: la desintermediación, los pagos peer to peer, los servicios de valor añadido (como Foursquare) o los pagos rápidos (un campo en el que empresas como Google con Checkout, Paypal o Starbucks ya han metido cabeza).
McKinsey identifica como principal riesgo una posible marginalización de los bancos producida por los agregadores (intermediarios). Según la consultora, estos agentes están ganando terreno por los comportamientos de los consumidores y la demanda. Y si los bancos no son capaces de crear valor con sus soluciones es posible que se vean desplazados. Además “podría haber una significante caída para los bancos que no reaccionasen a tiempo”.
Pese a las tímidas propuestas de las entidades financieras en el segmento de la movilidad ya hay algunas que han comenzado a lanzar sus apps para proporcionar servicios añadidos a sus clientes. El documento recoge que la mayoría (89%) apuestan por iOS, mientras solo un 7% y un 4% de dichas aplicaciones estarían disponibles para Blackberry y Android, respectivamente.
La consultora habla incluso de que el mobile banking ya estaría atravesando una tercera generación. Esta nueva oleada vendría definida principalmente por el uso de la tecnología de realidad aumentada que están haciendo algunas entidades. Por ejemplo, para facilitar la búsqueda de inmuebles asociados a los bancos en una zona, proporcionando situación geográfica, fichas con informaciones sobre precios, historial de propietarios, características físicas de las viviendas, etc.
No cabe duda de que el mobile banking también entraña grandes oportunidades para el sector. Las facilidades de uso y la posibilidad de brindar servicios 24 horas y 7 días a la semana para sus clientes son de las más evidentes, pero el informe cita otras tres.
La personalización y customización y la innovación que supone para las entidades sería la primera de ellas. McKinsey cita posibles usos como los pagos persona a persona (que podrían extenderse en redes sociales), el acceso inmediato a crédito, el pago directo mediante el móvil en puntos de venta o los cheques móviles para ilustrarlo. La posibilidad de que los bancos entren en un nuevo mercado (el digital) que les reportará nuevos ingresos es el segundo de los beneficios evidentes. Por último, también se plantea la oportunidad de crear nuevos modelos de negocio rompedores que hasta ahora no se habían ideado, como por ejemplo el lanzamiento de soluciones low-cost para mercados emergentes.
El informe está disponible al completo en el siguiente enlace.
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