El verano parece que va de la mano de una caída de la productividad, además, propicia el desarrollo de malos hábitos, como la procrastinación. “La procrastinación alcanza un mayor relieve en verano por varios motivos. Uno de ellos es que el tiempo disponible para la realización de tareas se incrementa, pero la mayor parte de las personas no realiza el esfuerzo necesario para organizarlo correctamente. Y otro factor que influye es el grado de distracción al que estamos sometidos (como la tecnología) y la motivación que tengamos para alcanzar nuestras metas”, explica Pau Rodrigo Millán, experto en desarrollo personal y productividad e instructor en Udemy.
Para sobrepasar estos obstáculos, Udemy junto a Pau Rodrigo Millán, han decidido compartir estos 5 consejos para aumentar los niveles de productividad durante el verano:
Una meta tiene que tener una fecha límite: ¿cuándo queremos que se produzca el resultado? Para ello, lo recomendable es establecer un plan de acción para ejecutar la tarea en cuestión, lo que nos permitirá mantener un buen ritmo de productividad. Asimismo, también es clave no fijarse demasiados objetivos, sino establecer metas realistas y realizar solo lo verdaderamente importante.
Olvídate de la multitarea y del ir haciendo una cosa mientras haces otra. Pon tu tiempo y tu atención en la actividad más importante que tienes entre manos. Y cuando se trata de distracciones, es conveniente trabajar en un espacio adecuado para mantener esa atención. De hecho, según un estudio de Udemy Business, el 86% de los trabajadores sufre problemas de distracción debido a la tecnología, lo que hace que sus niveles de productividad se vean afectados significativamente.
El descanso es esencial para la productividad. Descansar no es no hacer nada, sino dedicarse a actividades que exigen menos esfuerzo o un esfuerzo diferente, que nos relaje y nos ayude a desestresarnos. Como apunta el experto en desarrollo personal Pau Rodrigo Millán, un buen consejo para desconectar del trabajo es crear una lista mental bajo el nombre de “Lo pensaré mañana”, con esos problemas o cuestiones que nos rondan la cabeza y que impiden que nos concentremos en el descanso y que este sea productivo.
Elegir es renunciar. Si eliges ser productivo, tendrás que decir que no a muchas otras actividades. Por ejemplo, las propuestas o requerimientos de otros que te desvían de tus metas o los planes atractivos (y más en verano), pero que entran en conflicto con las metas que nos hemos propuesto alcanzar. Otras veces se trata incluso de peticiones de ayuda externas, en ocasiones realizadas por comodidad. Si persistimos en decir a toda petición que sí, la acumulación de tareas será cada vez más extensa, por eso es importante trabajar la comunicación asertiva y marcar unos límites para que las peticiones no entren en conflicto con nuestra productividad.
Somos producto de nuestros hábitos. La productividad mejora enormemente cuando incorporamos rutinas productivas y eliminamos aquellas que son improductivas.
En esta parte es esencial también eliminar los hábitos improductivos, como, por ejemplo, consultar el email o las redes sociales al comenzar la mañana, lo que puede condicionar nuestro día. Es más recomendable dejar estas actividades de haber logrado lo que es importante para ti en ese día.
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