Es difícil despegar para una empresa. No basta con tener una idea; hay que llevarla al mercado y monetizarla, persuadiendo antes a los inversores para que apuesten por ella.
El caso de Uber es algo diferente al de cualquier empresa que se precie. La compañía se enfrenta a problemas legales prácticamente en cada país en el que aterriza. A esto además se suman los problemas logísticos de cómo llevar a tiempo un coche a la puerta de su casa con sólo pulsar un botón.
Gestionar estos problemas requiere fundamentalmente coordinación en las decisiones y actuaciones: un solo mensaje y un solo servicio, el mismo pero adaptado a cada país. Y quién mejor para resolverlo que el máximo responsable de la exitosa campaña política que llevó al presidente Obama a la Casa Blanca. Al fin y al cabo una campaña política trata de lo mismo: un único mensaje capaz de adaptarse a diferentes entornos y capaz de persuadir a los más reacios.
Uber acaba de sumar a sus filas a David Plouffe como responsable de la estrategia de la compañía. Plouffe, que se incorporará oficialmente a Uber a finales del mes de septiembre, no ha tardado den demostrar sus dotes.
“Haré lo posible para asegurar que no se niega la oportunidad de elegir el transporte por culpa de quien quiere mantener un monopolio y jugar desde dentro para denegar la oportunidad a los de fuera”, ha declarado.
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