En España Uber no es una aplicación de transporte. Es un servicio de comida ‘on demand’.
Hace unos meses que UberEATS aterrizó en España. La ciudad elegida, Barcelona, fue la primera ciudad fuera de EEUU en la que se implantó el servicio y la segunda a nivel mundial, tras los primeros ensayos en Los Ángeles.
Lejos de definirse como un servicio de comida a domicilio, Ricardo Pabón, responsable de marketing de Uber en España, prefiere definirlo como “servicio de comida on demand”. La diferencia es sustancial: un conductor de Uber, con un coche acondicionado para mantener la comida en buenas condiciones, lleva los pedidos a cualquier lugar en donde se encuentre el usuario. “Ya sea un parque, la playa o la oficina”. Y en 10 minutos.
Es un mercado nuevo que está emergiendo, explica. “La gente, por su ritmo de vida frenético, quiere las cosas ya”. La expansión del modelo es cuestión de tiempo.
El servicio oferta cuatro platos diarios; dos de mediodía y dos de cena. El pedido se hace a través de la aplicación de Uber, la misma que hace unos meses, antes del bloqueo del servicio, se utilizaba para pedir un coche.
También es el mismo modelo de negocio. El usuario final paga el precio de la comida más los 2,5 euros adicionales en concepto de comisión del servicio.
Preguntado por el principal valor diferencial de Uber frente a la competencia que, si bien aún no ha llegado a España, ya existe en Londres y en EEUU, Pabón no duda: tecnología y comunidad.
“Gracias a la plataforma tecnológica podemos prever la demanda que va a haber”, nos cuenta. Con estos datos llegar al socio es más sencillo.
En cuanto a la comunidad de usuarios, la compañía ya cuenta con “decenas de miles” de ellos en Barcelona. A pesar de que esto pueda parecer una ventaja, lo cierto es que tras la prohibición de la aplicación en la ciudad, se convirtió en un factor de presión.
“Es verdad que la situación propició que se acelerara el proceso”, admite. UberEATS España se creó en cinco semanas y su crecimiento “está siendo muy positivo”. Su extensión a otras zonas es una cuestión de tiempo, de demanda y de la infraestructura.
El negocio de la comida es, después del transporte, la segunda vertical de Uber. ¿Piensa ya Uber en otro servicio que aproveche las posibilidades del transporte y la plataforma tecnológica?
“La prioridad es afianzar el modelo UberEATS”, responde Pabón. Sin embargo, en EEUU ya han empezado los experimentos de traslado de “cosas”. UberRUSH, disponible en Nueva York, ya ofrece servicios de envío de paquetes. ¿Se convertirá Uber en competidor de servicios de mensajería?
“Vamos analizando qué opciones hay”, comenta. “Nos desarrollamos en una industria y un sector on demand, que ya es una tendencia real”.
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