La inestabilidad política entre China y Taiwán y el temor por parte de la segunda ante una hipotética invasión por parte de la primera está generando la elaboración de planes de contingencia por parte de las empresas a la que podría afectar gravemente dicha situación.
Es el caso de TSMC, el mayor productor mundial de microchips, que ya habría desarrollado una estrategia en previsión de que llegase a producirse esa invasión. Así Mark Liu, director general de TSMC, ha declarado en una reciente entrevista que desde la serenidad se contempla a la opción de esa invasión.
Una de las consecuencias que avanza Liu, al margen del cambio del actual régimen democrático de Taiwán por el totalitario de China, o el posible coste humano de esa hipotética invasión y su impacto geoestratégico, sería cómo afectaría a la industria de los semiconductores.
TSMC es responsable de la fabricación del 54 % de los microchips del mercado, fabricando estos componentes para marcas como Apple, Intel, Qualcomm o Nvidia, lo que sumado sólo a otra empresa también de Taiwán como es UMC supone alrededor del 63 % de la producción mundial.
De caer en manos de China supondría que el país asiático, carente de democracia y con una economía de mercado férreamente dirigida por el Estado, dominaría de manera casi monopolística un sector tan estratégico. Ante esa situación Liu declara que “nadie puede controlar por la fuerza a TSMC“, explicando que ante una eventual invasión por parte de China, con la consiguiente toma de control, se interrumpiría el funcionamiento de la empresa.
Y es que entre otras circunstancias, debido a la complejidad del funcionamiento de una empresa tan especializada y tecnificada como las de la industria de los microchips, la situación de aislamiento internacional derivada de una invasión impediría el acceso a materias primas y componentes necesarias para la fabricación, además de interrumpir el flujo logístico, con lo que la paralización sería casi completa.
TSMC no sólo tiene plantas de producción en Taiwán sino que también cuenta con fábricas en otros países. Así tiene dos instalaciones en la propia China (en Shanghai o Tianjín) además de en Estados Unidos (en el estado de Washington), donde dispondrá de un segundo centro a partir del año 2024 en Arizona, donde invertirá 12.000 millones de dólares en unas nuevas instalaciones.
Por otra parte TSMC podría instalar también una planta de producción en Europa, aunque todavía no se ha concretado ni fecha ni país.
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