Tres valiosos consejos para usar Big Data respetando la ley
Un dato es personal cuando se refiere a una persona identificada o identificable. Para evitar problemas hay que eliminar el componente de atribución.
“El dato es el nuevo petróleo”, ha declarado recientemente Neelie Kroes, comisaria europea de la Agenda Digital. La autoridad europea coincide con la visión de las empresas. Virginia Rommety, máxima responsable de IBM también hablo de los datos como “nuevo recurso natural”.
La ecuación es sencilla. Más usuarios, con más dispositivos conectados que navegan incesantemente por internet, igual a una explosión de información sin precedentes. Este bien preciado genera a su vez nuevas oportunidades de negocio.
Es un fenómeno relativamente nuevo y que por tanto cuenta con unos recovecos legales aún por pulir. El desayuno temático organizado por IAB Spain hoy en Madrid ha tratado precisamente sobre el tratamiento legal de Big Data.
Leandro Núñez, abogado especializado en temas relacionados con la protección de datos, ha dado algunas pautas para las empresas que manejen datos de usuarios o utilicen por ejemplo, información sobre audiencias en sus negocios.
El legislador ha intentado buscar un equilibrio en la definición de la Ley de Protección de Datos, mucho más rígida en un principio. Se buscó que no afectase al flujo de datos para empresas, a la vez que se protegía al usuario.
“Un dato es personal cuando se refiere a una persona identificada o identificable”, ha explicado Núñez en su intervención. La forma de no vulnerar la ley al tratar con ellos es por tanto la disociación, indica. Se trata de “eliminar el componente de atribución”.
Así, un perfil –siempre que no esté asociado a una persona- no es un dato personal.
¿Cómo aplicar Big Data en una empresa con seguridad? Tres recomendaciones.
– Informar al usuario. Se puede hacer mediante aviso legal, política de privacidad o aviso de utilización de cookies. “Hay que contar con los medios necesarios si alguien dice que no”, recomienda.
Avisar es una base jurídica válida, pero no vale siempre. No se aplica siempre, hay que cuidar unos límites, al tratarse de un derecho fundamental.
– Estar atento. Supervisar las herramientas y mejorarlas continuamente. La prudencia es muy recomendable. “Una vez que el legislador toma una decisión, es muy difícil volver atrás”.
– Firmar contratos adecuados con proveedores. Para no “pillarse los dedos”, es necesario fijar bien las responsabilidades con proveedores. “No se trata tanto de cumplir la ley como de demostrar que lo haces”, indica.
Además, las multas son menores si hay diligencia. Y un contrato puede demostrar la existencia de diligencia.