Durante muchos años la esencia de Lucasarts ha maravillado a muchos jugadores. Décadas de juegos que Disney se cargó de un plumazo sin el más mínimo miramiento y que ahora vemos que era sólo por beneficio, deslocalizar y dejar de un lado el mimo y el cuidado de la tradición, para venderse sin miramientos al mejor postor.
No digo que EA haga malos juegos, algunos son muy buenos y otros no tanto, pero también es cierto que muchos trabajadores de EA no están para nada de acuerdo con su mentalidad de producción.
Y ahí está la gran tristeza, Disney, que ha encandilado la infancia de muchos de nosotros, hace muchísimas cosas buenas, pero detrás de todo y por mucho que quieran mostrar lo contrario, es desde hace tiempo una industria sin corazón, con un fortísimo lobby por los derechos de autor y que, como vemos, no tiene miramientos en destruir e imponer por obtener beneficio.
Pero quitando lo malévolo del vil metal, la realidad es como es y el acuerdo con EA consiste en la creación en exclusiva en todas las plataformas, salvo smartphones, tablets, online y redes sociales. Además los desarrollos serán llevados a cabo por DICE, Visceral y Bioware, utilizando el motor Frostbite 3.
¿Qué ocurrirá con los desarrollos que se cortaron de raíz al cerrar Lucasarts? El tiempo lo dirá.
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Su cometido pasa por consolidar y ampliar el ecosistema industrial en España y Portugal.