El artilugio, una especie de casco que se pone sobre las sienes o la patilla de las gafas, permite ordenarle a un aparato electrónico ejecutar acciones sencillas como “leer, parar, adelante o atrás”, apretando los dientes de la izquierda, de la derecha o con otros movimientos de la mandíbula.
Para que el dispositivo comprenda la orden, el movimiento de la mandíbula debe tener casi un segundo de duración. Así, el dispositivo es capaz de distinguir las órdenes de los movimientos mediante un grupo de sensores de tipo infrarrojo convirtiendo esta señal en una orden eléctrica.
Entre las aplicaciones del artilugio sus creadores destacan la posibilidad de manejar un reproductor de música o teléfono móvil teniendo las manos libres o, en caso de personas minusválidas, la de poder controlar su silla de ruedas con la mandíbula. µ
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