El propio videpresidente de marketing de Samsung, Lee Young-hee, limita la acogida comercial del Galaxy Gear a una temperatura “cálida” pero no calurosa, que probablemente sería lo que esperaban ante la expectación creada ante su reloj inteligente. Ahora el reto pasa por consolidar su comercialización de manera que en el plazo de quizá un año pueda llegar una segunda generación del dispositivo en la que se haya reflejado una innovación que quieren convertir en símbolo del progreso de la marca, atrayendo así a nuevos clientes.
Algún ejecutivo de Samsung que no ha querido ser identificado reconoce que a pesar de ser un dispositivo atractivo, el Galaxy Gear “carece del caráter que le convertiría en un dispositivo especial”, algo en lo que Samsung está trabajando para mejorar la experiencia del usuario aunque no ha facilitado más información acerca de en qué dirección estarían haciéndolo.
Otro dato que no han facilitado desde Samsung se refiere al objetivo de ventas que se han marcado, con lo que tampoco sabemos si ellos mismos estarán satisfechos con la presencia comercial del Galaxy Gear en el mercado.
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