Jugar al ajedrez contra una máquina no tiene el encanto del combate contra una persona porque se pierde el factor psicológico (en realidad, está presente, pero sólo para ti que no puedes aguantar que te gane la mierda de la máquina). Claro que la cosa cambia si puedes ver cuáles son los movimientos que baraja la máquina cuando piensa en la jugada. Miles de posibles futuros es lo que prometen Martin Wattenberg y Marek Walczack con su Thinking Machine 4. Las piezas de ajedrez son conceptuales, pero se le perdona por el espectáculo de las hebras de colores que se despliegan ante nosotros. — Rafa M. Claudín [Thinking Machine via Neatorama]
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