Según informa Financial Times ejecutivos de dos de las grandes empresas del negocio del Litio en Estados Unidos de América, estuvieron presentes en la conferencia que dio Elon Musk con motivo del Battery Day. Se trata de representantes de las empresas Albemarle y Livent. Era la plasmación del siguiente y ambicioso paso que da Tesla en el proceso de contar con el litio suficiente para fabricar sus propias baterías.
A tal fin la empresa de Elon Musk habría adquirido un terreno de más de 4.000 hectáreas en el estado de Nevada (donde ya tiene una de sus plantas Gigigafactory). De ese terreno la propia Tesla se encargaría de gestionar la extracción de litio, que posteriormente trataría en una fábrica de nueva construcción ubicada en Texas.
La necesidad de litio se explica por la creciente necesidad de este material al aumentar cada vez más la demanda de automóviles eléctricos, la capacidad de fabricarlos de Tesla. Además y como contrapartida, hay que tener en cuenta el aumento de la demanda de ese material para abastecer igualmente a la competencia de la industria del automóvil. Una industria que también apuesta cada vez más por la electrificación y que a su vez aumenta la demanda.
Musk afirmó en el Battery Day que Tesla quiere disminuir el coste de producción del litio en un tercio. Poco después de dicho anuncia las acciones de Albemarle y Livent sufrieron una importante depreciación. La reacción adversa de los mercados se explicaría no tanto por la percepción de que Tesla pueda suponer una amenaza seria para ese duopolio que en la práctica constituyen ambas en el negocio de extracción de litio, sino en la percepción de que, como ha sucedido con la industria del automóvil, Tesla se convierta en un catalizador, un revulsivo que haga aumentar la presión sobre un negocio ya establecido y consolidado. Esa obligación que supondría la introducción de un nuevo competidor, mínimo pero ruidoso, introduce un innegable elemento de disrupción.
Uno de los efectos de esta llegada de Tesla podría ser el aumento de la producción de litio, lo que a la larga abarataría el precio del mineral en el mercado. Precisamente esa es una de las cuestiones en las que más colocó el foco de atención Musk durante el Battery Day al destacar la importancia del coste de los metales. Si consigue reducir el coste de producción de las baterías, además de aumentar sus capacidades de almacenamiento, eficiencia, entrega de energía, reducción de tamaño…
Tesla podría ser aún más competitiva en un mercado, el de las baterías, en el que para algunos analistas mantiene una ventaja de entre cinco y diez años con respecto de sus competidores. Si esto pasa por eliminar el cobalto y extraer su propio litio, el avance sería casi inalcanzable. Esto explicaría el acuerdo firmado el pasado mes de septiembre con Piedmont Lithium, empresa minera de Carolina del Norte, a quien habrían comprado el total de su producción entre 2022 y 2027. Un hábil movimiento justo en un momento en el que el precio del litio está descendiendo de manera notable. Por otra parte la elevada demanda (tanto por parte de Tesla como del resto de la industria) hará que deba incrementarse la producción mundial de litio hasta ocho veces, y eso tan solo para satisfacer la creciente demanda generada por Tesla.
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