Las escuelas y universidades están cambiando mucho en los últimos años. Las generaciones que se están formando en estos momentos son nativos digitales y no podemos pretender que su educación sea idéntica a la que recibimos nosotros. Así que la vuelta al cole cada vez es más tecnológica.
El programa Escuela 2.0, puesto en marcha por el Gobierno español en 2009, trataba de impulsar la digitalización del aula. Las herramientas con las que se quería desarrollar este plan eran los netbooks y las pizarras digitales interactivas (PDI), teniendo suerte dispar en su implantación. Mientras que las pizarras van penetrando en las aulas -aunque depende mucho de las Comunidades Autónomas-, el netbook no ha terminado de asentarse.
Las PDI permiten emplear recursos educativos interactivos en clase, convirtiendo los viejos encerados en un elemento dinámico y mucho más atractivo. Pero de nada sirven estos aparatos si no disponemos de contenidos. Los docentes pueden acceder a recursos diseñados por los fabricantes de las pizarras, editoriales y usuarios, como la web SoloProfes o diversos blogs. Además, hay diversas herramientas libres para crear contenidos propios.
Los netbooks comenzaron a utilizarse en algunas comunidades, pero el fin de las subvenciones para su adquisición frenó su implantación. Este tipo de dispositivos empleaban frecuentemente sistemas operativos basados en Linux. En primer lugar, para ahorrar el coste de la licencia de Windows. Pero también por la posibilidad de diseñar sistemas especialmente pensados para satisfacer las necesidades concretas de cada centro.
Los fabricantes de este tipo de equipos no aprovecharon el tirón del momento para diseñar netbooks específicos, sino que se limitaron a promocionar aquellos dispositivos que más se ajustaban a los requerimientos del entorno escolar, como sus aparatos más resistentes, con carcasas de goma, etc.
Sin embargo, el netbook no terminaba de concretar la transición hacia una escuela digital. En la mayoría de los casos, su uso apenas se limitaba a la reproducción de los libros de texto, que eran simples PDF enriquecidos con vídeos, ilustraciones o enlaces. Aunque las editoriales han ido optimizando poco a poco sus libros, incluyendo más ejercicios autoevaluables y adaptándose mejor al entorno del netbook.
En cualquier caso, parece que el netbook ha ido cediendo el paso a la tablet. Y si se impone la necesidad de un teclado, el mercado ofrece soluciones interesantes, como las tablets convertibles o los chromebooks.
La irrupción de las tablets casi ha desterrado al netbook. El universo de aquellos miniordenadores está lejos del entorno creado alrededor de las tablets. Estos dispositivos son mucho más flexibles y versátiles, encontrando mejor acomodo en el aula. Son mucho más manejables por su peso y tamaño. Y su interfaz táctil es más intuitiva y sencilla. Además, los niños estás familiarizados con su manejo, ya que empiezan muy pronto a utilizar los smartphones de sus padres para ver fotos y vídeos, jugar, etc.
Pero cada tramo de edad requiere un tipo de tablet. Phone House hizo un estudio que precisaba las características que debe tener el aparato en función del colectivo al que se dirija. Así, para los más pequeños necesitaremos dispositivos intuitivos y resistentes. Y el cometido principal de la tablet será incitar la observación, la imaginación y creación; fomentar la comunicación verbal y no verbal; y desarrollar la capacidad de expresión corporal, plástica y musical.
En el mercado hay dispositivos con carcasas de goma, especialmente pensadas para resistir el día a día que les van a dar los más ‘peques’. Además, algunos aparatos cuentan con ‘modo adulto’ y ‘modo niño’, con dos perfiles diferenciados. Asimismo, el control parental permite seleccionar el contenido instalado, filtrar las descargas o limitar el tiempo de uso. Y algunas tablets llevan instalada una preselección de apps lúdicas y educativas.
Para los preadolescentes, el equipo debe ofrecer un equilibrio similar al de su proceso madurativo. A esta edad, empiezan a rechazar los contenidos más infantiles y les interesan más las cosas de adultos, aunque no terminan de desengancharse de la niñez. La tablet debe combinar ambos perfiles, permitiendo jugar pero también realizar tareas escolares y desarrollar las relaciones sociales.
La adolescencia es un periodo en el que se gana mayor autonomía e independencia, por lo que la tablet debe adaptarse a las nuevas necesidades. El dispositivo debe reunir las características precisas desempeñar su tarea educativa, pero también atender la vida social. Además, deben ser aparatos ligeros, con mayor autonomía y, si es posible, customizables, aspecto muy valorado en este periodo. La inclusión de conectividad 3G es especialmente interesante para los universitarios. Y también es recomendable que dispongan de salida HDMI, muy útil para compartir contenidos a través de un televisor, un proyector o la pizarra digital.
Seguro que las tablets van a ser muyimportantes en la vuelta al cole de este año. Estos aparatos permiten explotar el casi infinito universo de app lúdicas y educativas que hay en el mercado. Las aplicaciones ayudan a que los niños desarrollen sus habilidades motoras, mejoren su destreza y conocimientos o, sencillamente, se diviertan aprendiendo. Google es consciente de que las apps destinadas a la educación son muy importantes. Por eso, el año pasado presentó Google Play for Education, que se nutre de aplicaciones y contenidos seleccionado por especialistas.
Pero no sólo encontramos apps destinadas a los más pequeños, sino que también resultan muy interesantes las soluciones destinadas a aumentar la comunicación con el colegio de nuestros hijos. Este tipo de aplicaciones mejoran la interrelación entre el centro educativo y los padres, lo que repercute en una mayor implicación de los progenitores en la actividad escolar. Siempre llevamos el smartphone, por lo que estas apps son muy útiles para consultar todo tipo de informaciones del centro y recibir notificaciones de última hora de forma instantánea y en cualquier lugar.
Por ejemplo, BabyNotez permite enviar a los padres un informe diario acerca del estado de sus niños: qué tal ha comido, si ha echado siesta, si ha habido ‘escapes’, etc. Esta especialmente pensada para seguir la evolución de los más pequeños, es decir, en guarderías, educación infantil y ludotecas. Además, permite programar eventos y establece un canal de comunicación bidireccional, ya que los padres también pueden enviar mensajes a los centros desde la aplicación. Por ejemplo, pueden informar si el niño ha pasado mala noche o notificar que van a llegar tarde si surge un imprevisto.
EscolApp funciona como un tablón de anuncios, con la ventaja de que notifica de los nuevos avisos a los padres. Con esta app se puede informar de cambios de horarios, ver fotos de la última actuación escolar de nuestra hija, consultar la fecha de exámenes y las calificaciones, verificar el día que se realizará una excursión, estar al día de los deberes que tienen que hacer los niños, etc. La aplicación puede utilizarse en guarderías, colegios o academias.
Otra opción es Clickedu, una app que permite que los padres reciban noticias, información sobre exámenes o sobre el día a día, vean los boletines de notas, consulten calendarios, reciban mensajes de los tutores o programen tutorías, consulten el menú del comedor o las actividades extraescolares, etc. Y muchos colegios desarrollan su propia app para establecer canal de información y comunicación bidireccional con los padres.
En cualquier caso, cabe recordar que la tecnología debe ser un medio, no un fin en sí mismo. El uso de estos aparatos y aplicaciones debe servir para contribuir al proceso de aprendizaje, pero sin dejar que el brillo de los píxeles nos ciegue.
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