Tecnología inclusiva para impulsar capacidades diferentes

En España más de 260.000 personas sufren algún tipo de discapacidad intelectual. Tecnologías como la IA, la robótica o la realidad virtual pueden ayudar a que este colectivo supere barreras en su día a día, mejorando su calidad de vida.

Con frecuencia se habla de la tecnología como palanca de la productividad e impulsora del desarrollo económico pero no tanto de su papel clave para construir sociedades más justas y equitativas. La digitalización inclusiva permite que todas las personas, independientemente de su condición, puedan desarrollar su potencial y hacer frente a los retos que se les presentan.

Resulta de especial importancia para las personas con discapacidad o capacidades distintas, cuyo día internacional se celebraba el pasado 3 de diciembre. “No se trata de tener derecho a ser iguales sino de tener igual derecho a ser diferentes”, reivindican desde el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI). Y es que todos tenemos limitaciones; lo importante es contar con apoyos que nos permitan ser lo más autónomos posible.

Afortunadamente se van dando pasos en este sentido y cada vez se piensa más en términos de adaptaciones necesarias. La tecnología y la innovación pueden ser grandes aliados, como facilitadores y también como trampolines, pues representan una alternativa real de empleo para este colectivo aunque aún queda un gran trabajo por hacer.

Inclusivo desde el diseño

El problema es que normalmente las necesidades de las personas con discapacidad no se contemplan desde el principio, en las fases de diseño de estos productos o servicios. En el mejor de los casos, se tienen que adaptar a posteriori y si la discapacidad es intelectual (DI) el asunto se complica aún más pues debe potenciarse la accesibilidad cognitiva de los entornos web y los servicios digitales para que cualquier persona pueda comprenderlos.

En este sentido, Fundación A LA PAR, que trabaja por la plena participación en la sociedad de las personas con discapacidad intelectual, destaca que los espacios accesibles cognitivamente no solo son más igualitarios sino que representan una oportunidad para mejorar su uso y atraer a un público más amplio. En los últimos tiempos la normativa europea y española están acelerando su obligatoriedad pero la clave sigue estando está en entender que dicha accesibilidad no es un proyecto puntual sino un proceso continuo que debe formar parte de la estrategia de gobernanza web.

Según datos de la organización Plena Inclusión Madrid aproximadamente el 1% de la población española tiene algún tipo de discapacidad intelectual o del desarrollo, lo que equivale a más de 268.000 personas con discapacidad intelectual reconocida oficialmente. Este dato incluye únicamente a las personas con un certificado de discapacidad de al menos el 33%, por lo que no se contabiliza a quienes podrían tener una discapacidad no diagnosticada o no certificada oficialmente​.

Aproximadamente el 1% de la población española tiene algún tipo de discapacidad intelectual o del desarrollo, lo que equivale a más de 268.000 personas con discapacidad intelectual reconocida oficialmente

Además, las personas con discapacidad intelectual constituyen un grupo muy heterogéneo -que comparte un coeficiente intelectual por debajo del 70- en el que, además, es más común que concurran otras discapacidades.

La DI se caracteriza por limitaciones cognitivas y en la conducta adaptativa. Estas personas pueden tener, en distinto grado, problemas en las áreas conceptual, social y práctica que abarcan el razonamiento, la comunicación, planificación y organización de tareas, la resolución de problemas, el aprendizaje, las habilidades interpersonales o el cuidado personal, entre otros aspectos-, lo cual puede requerir apoyo psicosocial y para su autonomía, para formación, empleo y ocio.

Resulta complicado conseguir datos acerca de la relación entre la tecnología y la discapacidad intelectual en España pero entre algunas conclusiones significativas de informes recientes encontramos que el 95% de las personas con discapacidad intelectual cree que las nuevas tecnologías han mejorado su calidad de vida global.

Informes que también recogen que el desarrollo de herramientas tecnológicas es más complicado en el caso de discapacidades intelectuales o cognitivas porque requieren enfoques más complejos y personalizados.

Además, las barreras para el uso y manejo de herramientas tecnológicas son mayores para este tipo de discapacidad que para el resto. Aunque la muestra es pequeña, según el informe Tecnología y Discapacidad de Fundación Adecco de 2023, el 58% de las personas con discapacidad intelectual encuentra trabas a la hora de utilizar herramientas tecnológicas, una cifra que desciende al 45% para el resto de las discapacidades.

Para el 57% de los que respondieron así estos obstáculos tienen que ver con la desconfianza: temen ser engañados o víctimas de algún fraude al interactuar con las nuevas tecnologías de forma autónoma.

Por otro lado, el 42% destaca que el uso y manejo de las nuevas tecnologías le parece muy complejo y un 15% señaló que tiene dificultades económicas para adquirir dispositivos tecnológicos.

En el ámbito laboral, el estudio de Fundación Adecco de este año recoge que tres cuartas partes de las empresas inmersas en un proceso de digitalización son optimistas y creen que la tecnología repercutirá positivamente en la inclusión de las personas con discapacidad. Pero del 40,7% de las empresas que ha implementado medidas específicas para facilitar dicha inclusión solo un 13% ha invertido en herramientas tecnológicas para personas con discapacidad intelectual. Como apuntábamos, su desarrollo e implementación es más complicado que para discapacidades sensoriales.

En este sentido, un informe reciente de Fundación VASS recoge que la IA generativa está transformando la accesibilidad laboral, ofreciendo soluciones adaptadas a diversas discapacidades. Los asistentes de voz y los sistemas de reconocimiento de imágenes permiten a los empleados con discapacidad realizar tareas de manera más rápida y eficiente, reduciendo hasta un 30% el tiempo empleado.

Pero la realidad es que, de momento, en el ámbito laboral faltan adaptaciones tecnológicas y/o digitales que contribuyan a su integración y 7 de cada 10 personas con discapacidad intelectual las echa de menos para superar las dificultades con las que se encuentran en los lugares de trabajo (lectura fácil, sistemas de comunicación alternativa…).

Pero si bien la inversión tecnológica tiene un incuestionable potencial para derribar los obstáculos que dificultan el empleo de este tipo de personas, como recoge la 13ª edición del informe “Tecnología y discapacidad” de Fundación Adecco, no podemos olvidar que es imprescindible que la tecnología vaya acompañada de un cambio cultural y organizativo más profundo, que sensibilice y comprometa a los comités de dirección para que no solo se generen empleos sino que estos sean sostenibles en el tiempo.

La Ley General de Discapacidad (LGD) obliga a las empresas con más de 50 personas en plantilla a tener un 2% de trabajadores con alguna discapacidad a través de contratación directa o medidas alternativas pero según el “Estudio de Empleabilidad y Talento Digital 2024” de la Fundación VASS solo el 35,3% de las personas con discapacidad en edad de trabajar en España forma parte del mercado laboral. La tasa más baja de empleo por tipo de discapacidad es la intelectual (un 23,8 en 2022) y además las personas en esta circunstancia (entre las que el colectivo más numeroso es el de personas con síndrome de Down) son las que tienen retribuciones inferiores.

El 75,6% de las compañías manifiesta dificultades para reclutar talento con discapacidad y el 88,6% considera que la capacitación digital sería un puente para que pudiesen acceder a las vacantes de la organización.

Eso, sumado a la transformación digital de los últimos años y el ritmo al que sucede, hace que la digitalización de este colectivo sea un imperativo para poder acceder a oportunidades laborales, ya que la disposición a contratar aumenta a medida que el nivel de competencias digitales se considera medio o alto.

Discapacidad y formación tecnológica

En este momento hay una infrarrepresentación de las personas con discapacidad en el colectivo de “especialistas TIC” y su presencia en posiciones técnicas es absolutamente marginal siendo, de nuevo, la menos frecuente la intelectual. Más del 80% de ese talento digital técnico con discapacidad es de tipo físico (40%), psicosocial (24,3%) y auditivo (16,8%).

Por tanto, para incrementar la empleabilidad de este colectivo, además de un tema cultural y de sensibilización para derribar tabúes aún existentes, es necesario, por un lado, superar una brecha digital real porque en general falla la accesibilidad cognitiva de la tecnología y, por otro, mejorar el acceso a formación especializada en competencias digitales.

En ello ahonda el informe “Modelo digital de inclusión laboral de personas con discapacidad intelectual: guías para el éxito profesional a través de las TIC”, de Fundación Telefónica y Fundación Prodis que establece que los desafíos adicionales para la capacitación tecnológica de las personas con discapacidad intelectual requieren poner en marcha una serie de actuaciones desde distintas perspectivas para el establecimiento y seguimiento de su itinerario profesional (mediación laboral, responsabilidad de formadores de entidades sociales; adquisición de competencias digitales generales por parte de los trabajadores con DI y apoyo desde los equipos de RR.HH. dentro de la empresa).

Y es que pensemos, por ejemplo, en el caso del teletrabajo, que no solo requiere competencias digitales, sino también niveles de autonomía, autogestión y regulación que pueden resultar difíciles de alcanzar para las personas en esta situación.

Afortunadamente, cada vez son más las iniciativas como la de la Fundación A LA PAR con el proyecto Tándem “Soluciones Digitales Sostenibles”, subvencionado con los fondos europeos Next Generation y el impulso del SEPE, que combina formación y empleo para que jóvenes con discapacidad intelectual se formen en técnicas de digitalización de fondos documentales y actualización de bases de datos multiplicando sus posibilidades de inserción laboral en un sector con alta demanda de trabajadores.

También, entre otros, un proyecto específico para mujeres con discapacidad intelectual, especialmente en áreas rurales, que ofrece formación en competencias digitales básicas y avanzadas de La Federación de Organizaciones de personas con discapacidad intelectual o del desarrollo de Madrid, a través de Plena Inclusión Madrid.

Un talento distinto pero irrenunciable

Más allá del derecho de participación o la idea de sociedad justa, el número de personas en edad laboral que tienen reconocido algún tipo de discapacidad ha crecido en los últimos años y representa un “irrenunciable caladero de talento”, según Fundación VASS, desde donde consideran crucial la colaboración público-privada en este sentido.

La Ley 3/2023, de 28 de febrero, de Empleo, incluye varias medidas y disposiciones como la voluntad de comprometer a la Agencia Española de Empleo y a los servicios públicos de empleo autonómicos a contemplar a las personas con discapacidad para perfiles técnicos.

Por su parte, la Estrategia Española sobre Discapacidad 2022-2030 habla de nuevas “oportunidades de la economía digital” y de “retos en términos de accesibilidad”; de la necesidad de potenciar la “innovación en [… ] el desarrollo tecnológico y la digitalización en los ámbitos que afectan a la discapacidad” o de la imprescindible “promoción de la adquisición de competencias digitales por parte de las personas con discapacidad o, en su defecto, de los apoyos necesarios para el acceso a servicios y medios de comunicación digitales”.

“No dejar a nadie atrás” es la consigna y pone en evidencia una tendencia cultural inclusiva pero la realidad, como reflejan las estadísticas, es que aún queda mucho recorrido hasta que se produzca la necesaria transformación estructural. Para que este colectivo pueda conquistar nuevos espacios laborales y demostrar que aportan valor desde sus capacidades, competencias y actitudes hace falta también un cambio social.

A ello contribuyen iniciativas como el libro  “Nada Nos Para” – La visión de los que nunca se rinden –  de la Fundación A LA PAR con la colaboración de Javier Fesser, que cuenta la historia de superación personal, fuerza y entusiasmo de catorce personas con discapacidad intelectual , que estudian, trabajan y sortean cuantas trabas se encuentran en el camino. “El mundo de la discapacidad intelectual está habitado por valientes, es el mejor ejemplo de resiliencia”, afirma el autor.

Tecnologías con propósito que son ya una realidad

Lo cierto es que pese a que el camino que queda por recorrer ya hemos visto que aún es largo y lo peor, escarpado, afortunadamente las personas con algún tipo de discapacidad intelectual comienzan a tener a la tecnología como un compañero de viaje que les ayuda en su día a día.

Ese es precisamente el objetivo que se marcaba PLACEAT Plena Inclusión, la Asociación Placentina en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual, que no dudó en lanzarse a descubrir las bondades que la Inteligencia Artificial Generativa podía aportar a este colectivo.

Pioneros en la aplicación de la IA, desde PLACEAT decidían ellos mismos desarrollar varios asistentes virtuales con esta tecnología para ayudar a sus usuarios como, por ejemplo, el asistente de lectura fácil, uno de los primeros que desarrollaron como respuesta a una necesidad: adaptar textos a las capacidades de lecto-escritura de las personas con DI.

Así, con tan solo “pegar” un texto, el asistente lo adapta y valida. “La herramienta se comunica con Chat GPT, es un interface muy sencillo que ha ido mejorando con las aportaciones y experiencia de las personas con las que trabajamos”, explica Ramón Rubio Lucio, director gerente de PLACEAT.

El texto que el asistente ofrece como resultado cumple además con la norma UNE de lectura fácil lo que “ayudar a los profesionales que se dedican a esto, ahorrándoles tiempo. Pero jamás buscamos sustituir a nadie con este asistente, de hecho el proceso no se completa si no existe la participación de personas que son las que tienen que comprender esos textos una vez traducidos a lectura fácil. O sea hay muchas más capas, además de la que hemos desarrollado nosotros, para completa el proceso y hacerlo de forma correcta”, afirma.

Asistentes virtuales inteligentes

Tal vez fue el éxito logrado con este primer asistente que en PLACEAT decidieron hacer de IA una herramienta más que valiosa y a día de hoy ya cuentan con nada menos que diez asistentes virtuales, entre ellos el que les ayuda a crear historias interactivas sobre el tema que ellos elijan, mejorando la comprensión lectora y la toma de decisiones; el asistente de creación de obras de teatro, el de escritura profesional que les permite convertir textos sencillos en “auténticas” obras literarias; PlaciGirl, la asistenta para la Dinamización de los Grupos de Mujeres, capaz de proponer temas de interés sobre los que hablar; o Plácida, una Asistenta de Apoyo Laboral de PLASER,  uno de los servicios de la ONG, que con tan solo indicarle los conocimientos que se tienen a nivel formación y trabajos que se hayan desempeñado genera automáticamente un Currículum Vitae y una carta de presentación para enviar a cualquier empresa.

 

“Siempre hemos estado convencidos de que la tecnología puede ayudarnos a prestar apoyos individuales, muy centrados en la persona para poder desarrollar capacidades. Ese es uno de los objetivos de la Asociación desde hace más de 50 años, poner al alcance de las personas con discapacidad intelectual herramientas o soluciones que les faciliten su vida y la IA nos ayuda en ese cometido. De hecho, nuestro enfoque en todos estos asistentes ha sido trabajar junto a ellos, a los usuarios, en su desarrollo, respondiendo a sus necesidades, a cómo pueden utilizar mejor la herramienta, etc.”, añade Ramón Rubio que señala cómo Inteligencia Artificial Generativa les permite acceder a la innovación y además de forma gratuita y “es completamente adaptable a cualquier nivel de dificultad, de comprensión del lenguaje, etc. y por ello mismo está en mejora continua”.

“Estos asistentes nos ayudan, nos divierten y son muy fáciles de utilizar”, afirma Rudi Calle, usuario con discapacidad de PLACEAT.

Junto a los asistentes, la asociación presentaba estos días dos extensiones para el navegador Google Chrome con las que es posible “escuchar” en audio los contenidos de las páginas web así como traducir esos textos a pictogramas, especialmente útiles para colectivos como las personas con autismo.

Lo que es evidente es que en PLACEAT la tecnología es parte de su día a día, tratando de disminuir con ella la brecha digital que acompaña a las personas que sufren algún tipo de discapacidad intelectual.

“Los asistentes también están disponibles en redes como WhatsApp o Telegram”, nos cuenta Luis Miguel García, director de Comunicación de la asociación que además hace una descripción muy gráfica de cómo entienden la IA. “Para nosotros es una “multiaplicación” ya que permite una “multiplicación” de sus funcionalidades; es decir, un mismo asistente podemos utilizarlo para muchas cosa, desde entender una factura o poder leer y comprender una sentencia a desarrollar la creatividad o el espíritu crítico o redactar un currículum”.

“Alexa, abre mi memoria”

Tan solo el año pasado, en España se dieron más de 7.000 millones de interacciones con Alexa, un “compañero digital” que Amazon ha convertido en el asistente que nos ayuda a elegir y reproducir la música que queremos, llamar por teléfono a nuestros contactos, regular la temperatura de la casa, hacer la lista de la compra y para muchas personas es un gran aliado en algo realmente importante: ralentizar el deterioro cognitivo leve-moderado de las personas con demencia o que han sufrido una enfermedad cerebrovascular.

Todo ello gracias a una de las llamadas “skills” que se desarrollan para Alexa y que hacían realidad la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA) junto a Amazon Alexa.

La skill Memoria de Alexa busca ralentizar el deterioro cognitivo leve-moderado de las personas con demencia o que han sufrido una enfermedad cerebrovascular

Así, tan solo es necesario decirle al dispositivo las palabras casi mágicas “Alexa, abre mi memoria” y, a través de un sistema por voz y con la ayuda de la Inteligencia Artificial, la aplicación comenzará a realizar preguntas al usuario con las que estimular las funciones cognitivas que afectan a áreas del cerebro como el lenguaje, memoria o cálculo, entre otras.

También con el propósito de acabar con algunas de las barreras que marcan el día a día de las personas con DI, Alexa cuenta con otra skill, la 21, en clara alusión al cromosoma que las personas con síndrome de Down tienen triplicado en el par 21.

Con esta herramienta y a través de diferentes relatos que Alexa va narrando, las personas con síndrome de Down reciben consejos sobre la importancia de la actividad física, de pasar tiempo con amigos y de mantener rutinas saludables, mientras participan de una herramienta que impulsa su desarrollo cognitivo y su entretenimiento.

“Desde el equipo de Alexa trabajamos cada día para ofrecer una tecnología más accesible para todos. El control por voz hace que cualquier interacción sea más natural y reduce la brecha digital”, explica Andrés Pazos, Country Manager de Alexa en España que afirmaba además en un foro de Plena Inclusión que “desarrollar la tecnología inclusiva beneficia a todas las personas. Y sobre todo a las que tienen discapacidad porque viven en un mundo que no se ha hecho pensando en ellas”.

Jugar para aprender

Otra gran tecnológica, Microsoft, sabe del valor que la tecnología puede tener para ayudar a las personas con DI a enfrentarse a retos como el de la formación, con sistemas y materiales que no están adaptados a sus necesidades. Cambiar esta realidad es el objetivo de Minecraft Education, una plataforma que inspira el aprendizaje creativo e inclusivo a través del juego y que ya utiliza la Fundación Gil Gayarre para mejorar la formación y habilidades digitales de los alumnos de educación especial.

Así, jugando con Minecraft Education se impulsan las competencias digitales, la creatividad y el pensamiento crítico, creativo y computacional desde edades tempranas. Además, indican desde la Fundación, con este sistema los alumnos desarrollan también mejores competencias en cuanto a colaboración y resolución de problemas reales.

“Debemos apostar por un talento y por una educación más inclusiva y abierta.  Minecraft es nuestra plataforma de videojuegos educativos que combina dos partes que son muy importantes en el aprendizaje: la motivación de poder jugar en un entorno seguro y controlado, que nos da acceso a muchas aplicaciones y capacidades pedagógicas. Y, por otro lado, al igual que otras tecnologías de Microsoft, está pensada desde su base con principios de accesibilidad. Con la Fundación Gil Gayarre, por ejemplo, estamos consiguiendo hacer un proyecto que tiene realmente impacto social”, apunta Fran García Calvo, director de Educación y Empleabilidad de Microsoft España.

Inclusión en el metaverso

El mundo “no real” también puede representar una oportunidad para que la tecnología aporte valor al colectivo DI, en este caso, en concreto el mundo paralelo que es el metaverso. Un escenario elegido por Nokia y bautizado como ‘INCLUVERSO 5G’, un proyecto innovador que fusiona la terapia tradicional con la realidad virtual, con el propósito de brindar una experiencia inmersiva para que las personas con discapacidad intelectual puedan enfrentar y superar sus miedos.

El proyecto surge cuando el Centro de Oportunidades, Formación e Inserción Laboral (COFOIL) de la Fundación Juan XXIII detectó que a algunas personas de este colectivo les genera miedo subir o bajas las escaleras, un elemento común en la mayoría de los entornos: el transporte público, los centros comerciales, las viviendas, los centros de salud, etc. Temor que, sin duda, limita su movilidad e independencia afectando de forma considerable a su calidad de vida y reduciendo su capacidad para participar en actividades cotidianas.

Precisamente para apoyar a estas personas nace ‘INCLUVERSO 5G’, un espacio que combina terapia con nuevas tecnologías y de este modo es capaz de combatir las dificultades a las que se enfrentan las personas con discapacidad intelectual en su capacidad de imaginación y razonamiento abstracto. Con la realidad virtual, como base tecnológica, a través de este es posible crear un entorno simulado controlado y seguro que facilita la exposición gradual de las personas con discapacidad intelectual a aquellas situaciones que les generan ansiedad. En definitiva, un Metaverso completamente inclusivo y terapéutico.

“Desarrollar y validar nuestra tecnología con usuarios con discapacidad nos ayuda a identificar los retos que deberán resolver las redes de comunicaciones del futuro para hacer que las comunicaciones inmersivas puedan estar al alcance de todos”, afirma Pablo Pérez, investigador del XR Lab de Nokia.

La experiencia personal dio lugar a Decedario, el juego de estimulación del lenguaje que desarrollaba Diana de Arias tras sufrir un ictus con 23 años. Para su propia recuperación, ella desarrolló el método Decedario con miles de juegos cognitivos y los resultados fueron tan positivos que quiso compartirlo con todo aquel o aquella que lo necesitara. Así hoy Decedario es un material de estimulación cognitiva para todas las edades que cuenta con más de 500 piezas y millones de ejercicios de estimulación del lenguaje, memoria, atención y funciones ejecutivas e incluso habilidades académicas de lectura y escritura.

Disponible también online, este gimnasio cognitivo ya es utilizado por un total de 140.000 personas tanto en nuestro país como en Latinoamérica.

Los robots llamados sociales también son un importante aliado en el objetivo de mejorar la vida de las personas que tienen alguna discapacidad intelectual e, incluso, una fórmula con la que mejorar su recuperación o acelerarla.

Los robots sociales son un importante aliado para mejorar la vida de las personas que tienen alguna discapacidad intelectual, mejorar su recuperación o acelerarla

Ese es el caso de Pepper, un robot que ayuda a reconocer gestos y emociones a personas con trastornos del espectro autista. Desarrollado como resultado de una investigación conjunta de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y la Universidad Miguel Hernández de Elche, Pepper es capaz de entender el estado emocional del niño o adulto con TEA.

La clave está, como explica el profesor José Manuel Ferrández Vicente, de la UPCT, en que “los niños llevan una pulsera que detecta el nivel de sudoración y la variabilidad cardíaca, para saber así los cambios que se producen en el nivel de estrés y esos datos se integran con los gestos de la cara, para detectar una emoción, en una terapia en lazo cerrado”. Así, Pepper sabe cómo comportarse en cada momento, en función del estado emocional del niño.

Como vemos, ejemplos reales en los que la tecnología puede y debe ayudar a hacer lo imposible posible, permitiendo que la discapacidad se transforme en capacidad para la inclusión y la igualdad.

Un desafío no solo tecnológico sino cultural y social para dibujar un mundo realmente de todos y para todos.