Tecnología domesticada para salvar vidas
Israel, tanto a nivel militar como en el ámbito de empresas privadas, siempre ha estado a la vanguardia en materia de desarrollo tecnológico. En este artículo analizamos las claves que lo han permitido y cómo esos avances han terminado llegando al mundo civil.
Cuando nos hacemos una bolsa de palomitas en el microondas quizá no lo sospechamos, pero estamos aplicando tecnología militar a un uso tan banal; quizás no tecnología de la que nos puedan vender como la más avanzada y sofisticada del mundo, aunque sí tecnología doméstica que cumple su función de calentar en un par de minutos a la perfección.
Tras la caída del Muro de Berlín y la desintegración del bloque comunista, el gasto en armamento disminuyó considerablemente a nivel global; muchos conflictos bélicos dejaron de tener interés estratégico y fueron apagándose. Irónicamente, ésta ha sido la oportunidad de que un país como Israel lograra aumentar el número de pedidos. Ya no se gasta tanto en volumen, sino en sofisticación; el sentido de las guerras estaba cambiando. Triunfa la inteligencia sobre la fuerza bruta, la eficacia quirúrgica contundente sobre las bombas indiscriminadas lanzadas a un objetivo difuso.
Claro que como en todo, hay guerras de ricos, y guerras de pobres; guerras ideológicas y guerras económicas, guerras de resistencia y guerras de desgaste. Y por fortuna, cada vez hay menos de todas ellas. Todo esto ha hecho que en los últimos 20 años, la industria de defensa haya tenido que reorientar parte de su conocimiento hacia usos civiles. E Israel constituye un notable ejemplo de este cambio.
Una tradición bíblica
El contexto fundacional del Estado de Israel en 1948 ha propiciado un estado confrontado a todos sus vecinos que en sus 70 años de historia ha tenido que superar cuatro guerras sucesivas y que llega hasta nuestros días sin haberse encontrado una solución satisfactoria para todas las partes. Para el pueblo judío entre tanto no hay más remedio que la imposición de una defensa a ultranza de su seguridad nacional que garantice la integridad de su población y sus haberes.
Todo ello ha convertido a Israel, un país de apenas 8 millones de habitantes, en una de las principales potencias mundiales en el segmento del material militar. De hecho, se codea de tú a tú con Estados Unidos, Rusia, China o Alemania en la lista de los principales países exportadores, con unos ingresos anuales que rondan los 7.000 millones de dólares, un 3% de su PIB.
Si hubiera que encontrar el momento crítico en que el pueblo hebreo decidió velar directamente por sus intereses, habría que remontarse a los tiempos del primer reino de Judea. Poco antes, los filisteos, al dominar el arte de la fragua y el trabajo del hierro, tenían una superioridad indiscutible sobre los judíos con sus espadas y armaduras de cobre, que tenían prohibido el establecimiento de herrerías y debían bajar a las ciudades costeras a afilar sus aperos de labranza. Hasta que una certera pedrada lanzada por una honda de pastor derribó al gigante Goliat. Desde entonces, Israel no ha dejado de usar su arma más secreta: el “chutzpah”, o desparpajo para la discusión de problemas multilaterales y sus soluciones más creativas.
En todo caso, la población israelí ha debido interiorizar esta situación de amenaza y alarma constante, intentando que ello no afecte negativamente al desempeño de una vida cotidiana lo más normal posible. En este contexto, los jóvenes “macabeos” de hoy en día están obligados a la prestación de un servicio militar de tres años de duración para los varones, y de dos años para las mujeres, lo que condiciona sin duda sus ritmos de vida.
Sin embargo, esta obligación civil, lejos de ser una carga, a menudo supone una oportunidad de mejorar los conocimientos técnicos en diversas disciplinas, así como un reforzamiento en las habilidades sociales a la hora de enfrentarse a problemas o manejar equipos humanos. Valores muy apreciados luego para encontrar trabajo o emprender un negocio en un mercado global altamente competitivo.
De lo militar a lo civil
Israel es una potencia mundial en el ámbito de la defensa cibernética. Debido a las constantes amenazas (más de mil ataques por minuto detectados por la Oficina Nacional Cyber Israel), sus sistemas sirven como un laboratorio vivo para las nuevas tecnologías. Sin embargo, han sabido convertir la amenaza de los ataques cibernéticos en una oportunidad para el conocimiento y el crecimiento en esta disciplina.
La llamada “Nación de las Start-ups” en el libro de Dan Senor y Saul Singer es cada vez más la “Nación de la Ciberseguridad”. A ello hay que añadir también una creciente expertice en campos de la biomedicina, comunicaciones móviles, redes sociales, software, enseñanza, energía o medioambiente, que han ido recibiendo un gran aporte de talento producido en muchos casos por veteranos de las unidades de élite del FDI, el ejército israelí, tales como la 8200 o la 14ª de Talpiot.
Muchos de los productos de alta tecnología diseñados por empresas israelíes para áreas como Internet, electrodomésticos o robótica médica, se basan en tecnología desarrollada originalmente por el FDI (Fuerzas de Defensa Israelí). Un primer ejemplo: los robots cortadores de césped o los aspiradores de pasillo se basan en sistemas guía de misiles, pero tenemos muchos más.
Últimamente se han puesto de moda, incluso como regalo navideño. Hablamos de los drones, esos vehículos no tripulados teledirigidos empleados en misiones de reconocimiento y también de ataque. Pues bien, la IAI está ya diseñando prototipos de 20 gramos de peso similares a mariposas, capaces de revolotear por el interior de recintos cerrados: estadios, estaciones de tren, aeropuertos, centros comerciales… desgraciadamente los lugares preferidos para un gran atentado terrorista. Con capacidad de tomar imágenes de vídeo en tiempo real, puede detectar y seguir los movimientos más sospechosos. No es ciencia-ficción, la empresa Elbit Systems ya proporcionó varios drones que fueron usados en el mundial de Brasil del año pasado.
El campo de los mini-robots y la biomimética tiene otro ejemplo en la serpiente robótica de Technion, capaz de proporcionar valiosa información a equipos de rescate ante un terremoto u otra catástrofe natural, en busca de víctimas y supervivientes: adentrándose en edificios a punto de colapsar, está equipada con diversos sensores, cámaras termográficas o escáneres láser con funciones de radar.
Otro campo que está creando grandes expectativas es el de la medicina y la salud. Abundan los ejemplos esperanzadores. La empresa HealthWatch ha desarrollado unas camisetas “wearables”, la hWear ECG, con sensores capaces de monitorizar los biorritmos de pacientes no solo hospitalizados, sino también desde sus propios hogares a través de la teleasistencia, suponiendo un gran avance en la prevención de infartos cardiacos. Originariamente, estaban pensadas para controlar la ansiedad en soldados y pilotos en misiones críticas.
Althera Medical ha diseñado unas “microbombas de racimo” capaces de no solo acabar desde dentro con tumores cancerígenos, sino proporcionar al mismo tiempo al cuerpo inmunidad contra rebrotes, siendo mucho más eficientes que las extirpaciones quirúrgicas y las altas dosis de radiación posteriores.
Otra empresa, Given Imaging ha desarrollado una pastilla, la PillCam, capaz de viajar por nuestros intestinos sacando imágenes de su recorrido para el diagnóstico médico evitando intervenciones más invasivas como las endoscopias. Piernas ortopédicas articuladas o prótesis de titanio realizadas en 3D son otros notables avances ya practicados en pacientes reales.
En el sector de lo verde, la empresa Water-Gen es capaz de transformar el aire en agua potable; las pruebas realizadas en campo abierto han sido un éxito. Otra empresa, Kalisaya, ha ideado un generador de energía renovable portátil llamado KaliPAK que sustituye el uso de generadores diésel por energía solar, válido para dar servicio desde un teléfono hasta una casa.
En el campo de la informática, ¿quién no lleva encima un “pincho” USB, memoria portátil para llevar información de un ordenador a otro? El origen está en la marina israelí, y la compañía del DiskOnKey acabó siendo comprada por SanDisk. Igualmente, CheckPoint, inventor del primer firewall, hoy está presente en todo el mundo con sus equipos de seguridad antihackers. Las Google Glasses tienen su antecedente en los cascos de los pilotos de caza que proyectan en sus viseras la información más relevante del avión.
En el campo del aprendizaje, los simuladores de vuelo para el entrenamiento de pilotos o acciones en campaña han influido mucho en las nuevas técnicas de enseñanza, tanto en medicina como en otros ámbitos como el deportivo. Así, la plataforma más ampliamente difundida es la Selman que permite ensayar no sólo procedimientos de quirúrgicos, sino como se va a comportar el cuerpo, los tejidos o los órganos intervenidos. Por su parte, la plataforma ACE IntellGym ha sido usada en las ligas profesionales de baloncesto y hockey sobre hielo para desarrollar la ingeniería cognitiva y aprender a tomar decisiones más rápidas en un ambiente de alta tensión con una gran cantidad de variables y parámetros.
La lista podría alargarse mucho, porque para suerte del pueblo israelí, no falta iniciativa y empuje emprendedor tanto a sus ciudadanos civiles como militares. Un país tan diverso y conjuntado que abarca todos los espectros del ideario político y religioso, y que sin embargo se siente tan cercano de su diáspora, lo que ayuda a la difusión de todas estas innovaciones por el mundo occidental.