La anécdota que más ha resonado en el recién inaugurado CES 2014 ha sido la protagonizada por Michael Bay.
El cineasta tras la saga Transformers se subió al escenario para hablar de las bondades de los televisores 4K de Samsung.
Un fallo en el telepronter dejó sin embargo en blanco al director de cine, que no supo gestionar sus nervios ni improvisar una conversación con quien le acompañaba en el escenario.
Bay se excusó y se retiró del escenario para sorpresa de los presentes.
El momento fue motivo de todo tipo de burlas en redes sociales; el efecto Michael Bay fue pronto bautizado como Michael Fail.
Saber gestionar imprevistos de este tipo es una asignatura obligatoria para cualquier directivo. Mostrar seguridad con el discurso acompañado de una expresión corporal adecuada son aptitudes que pueden aprenderse en escuelas especializadas.
Su importancia es vital. Un directivo que sabe influir en su público (vendedores, empleados, partners) es un directivo de éxito.
Como comenta Diego Martos, cofundador de la escuela Di Towanda que trabaja con técnicas de teatro aplicadas a la empresa: “el directivo que sabe influir en equipos, vendedores y clientes va a conseguir ROI en ventas”.
Es muy probable que de conocer estas técnicas, Bay saliera triunfante del mal trago.
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