El Gobierno de Taiwán podría entrar a formar parte del accionariado de Elpida, en un intento por reforzar a la compañía y mejorar la posición de la firma.
La industria de los semicondutores atraviesa un momento de gran complejidad y dificultad, lo que lleva al país asiático a temer por la supervivencia de un sector que mueve en la isla 23.000 millones de dólares (algo más de 17.900 millones de euros).
“Es una posibilidad y, si lo hacemos, hay varias maneras en las que podemos comprar una parte del accionariado”, declaró a Bloomberg el director general del Ministerio de Asuntos Económicos taiwanés, Chen Chao – Yih.
De hecho, y aunque el Gobierno taiwanés es el único que se ha pronunciado, las demás fabricantes del sector en el continente asiático no están viviendo tampoco su mejor momento.La surcoreana Hynix Semiconductor, la número dos del mercado, acaba de presentar sus resultados para el Q4, donde no ha registrado unas cifras en absoluto buenas.
Las ventas cayeron en un 18% y los precios de sus productos también presentaron un crecimiento negativo: las DRAM se resintieron en un 43% de la desaceleración del mercado.
Ante estas caídas de precios y ventas y ante las devaluaciones del cambio de moneda, la firma debe asumir una pérdidas netas de 1, 33 trillones americanos de won (unos 753 millones de euros) en el último trimestre del año y de 4,38 trillones americanos de won (unos 2.000 millones de euros).
Las pérdidas no afectan sólo a las fabricantes de chips, sino también a sus auxiliares. Tokio Electron, perteneciente a la industria que facilita el equipo para crear semiconductores (entre sus clientes se encuentran Samsung o Intel), ha registrado unas pérdidas operativas de unos 2.000 millones de yenes (algo más de 7 millones de euros) en el Q3, lo que le ha llevado a reducir sus previsiones anuales en un 42%, como publica Reuters.
Qimonda al Parlamento
En Europa, por su parte, la industria no está mucho mejor situada. Los problemas continúan para Qimonda, que podría despedir a parte de sus trabajadores de la planta portuguesa de Vila do Conde, Porto, a pesar de que como reconoce su presidente las fábricas lusa y alemana son las más importantes con las que cuenta la firma.
Por el momento, las fuerzas políticas portuguesas ya han llevado la quiebra de la empresa al Parlamento europeo, donde esperan sensibilizar a los eurodiputados para asegurar la continuidad de la empresa e implicar a los máximos responsables comunitarios en la defensa de su permanencia.
Como apunta la comunista Ilda Figueiredo, una de las políticas que forman parte del grupo de apoyo a la firma, si desapareciese Qimonda, “la Unión Europea perdería una área fundamental de su desarrollo tecnológico”, tal y como recoge la RTL.
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