Entre la nueva familia de nuevos televisores se encuentra un dispositivo con una diagonal de 52 pulgadas, ahí es nada, con el claro objetivo de venderlas como churros (más bien, súper-churros) en navidad. El precio, acorde con el tamaño: 6850 dólares.
Y es que el negocio de las pantallas de Sony no está haciéndolo demasiado bien, con pérdidas durante los últimos meses que se unen a los desastres que están afectando a las baterías para portátiles y, por supuesto, a los retrasos con la PS3.
Uno de los máximos directivos de Sony, Katsumi Ihara, explicó en una conferencia de prensa que esta nueva familia ayudará a convertir las pérdidas en ganancias en la segunda mitad del año fiscal.
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