Su foto guarrilla se autodestruirá en tres, dos, uno…
Esperemos que con 10 segundos baste.
Pero también puedes ser muy maléfico/a y dejar que sea tan solo un par de segundos el escaso tiempo en que alguien disfrute de una foto tuya de las que dan para estar horas disfrutando antes de que la imagen desaparezca sin posibilidad de recuperación.
Para mayor seguridad si el receptor de la foto intenta utilizar la captura de pantalla del móvil para esquivar la limitación el remitente recibirá una notificación. Las fotografías capturan momentos pero lo efímero llega hasta esa presunta inmortalidad de lo retratado, limitando su permanencia en el tiempo.
Lo cierto es que según un estudio del Pew Research Center sobre Internet y su uso en la población estadounidense, al menos el 6% de los adultos admiten haber enviado material sugestivo o fotografías con poca ropa a través de teléfonos móviles. También es curioso constatar que admiten haber recibido material de ese tipo un 15%, por lo que podríamos concluir que hay alguien que manda las fotos a más de un destinatario. En los adolescentes, hasta un 3% admiten haber enviado contenidos sexualmente explícitos.
El problema llega cuando dicho material escapa al control de quien lo envió originariamente y comienza a circular libremente.
Snapchat advierte que proceden a borrar las imágenes de sus servidores lo más rápidamente posible aunque no pueden garantizar que absolutamente todos los envíos se borren, lo que no deja de ser curioso. También recuerdan que es el propio remitente quien debe valorar los riesgos que corre con los contenidos que envía, porque la aplicación no puede impedir que alguien tome una fotografía de la pantalla del móvil al que se envía la imagen comprometedora. ─[The New York Times]