Tiene todos los componentes para pasar a la historia. Una trayectoria vital fragmentada, una brillante carrera, la construcción de lo que para muchos ha supuesto “una era”. Hoy, tras luchas durante los últimos años contra un cáncer, Steve Jobs ha dicho adiós.
Han sido muchos los meses en los que se ha especulado sobre su salud. Los tabloides han escrito ríos de tinta hablando del mal estado y del deteriorado aspecto físico del que ha sido hasta agosto, el máximo responsable de Apple.
“La mayor parte de las cosas con que tropecé siguiendo mi curiosidad e intuición resultaron ser inestimables posteriormente. Tienen que confiar en algo – su instinto, su destino, su vida, su karma, lo que sea. Esta perspectiva nunca me ha decepcionado, y ha hecho la diferencia en mi vida”, decía en un discurso en Stanford.
Para muchos, el sentido de esta última frase ha sido realmente importante en la vida de Jobs. Lo hizo así desde el inicio. Abandonó sus estudios muy pronto para seguir su senda, muy unida a la inquietud por la tecnología.
Cuando se le diagnosticó el cáncer, él prefirió seguir ese instinto y un método natural, hasta que los tratamientos médicos al uso se tornaron irrenunciables.
Si algo puede decirse de Jobs es sin duda, que ha sido un luchador. Y un visionario. Líder tenaz, era parte de todas y cada una de las decisiones que se tomaban en Cupertino. Fue un trabajador insaciable y perfeccionista, y consiguió elevar una idea a lo más alto.
“En ocasiones la vida te golpea con un ladrillo en la cabeza”, decía. Y él lo sabía de buena tinta. Tras ser despedido de Apple, se fue a NeXT y Pixar, donde logró muchos éxitos y reconocimientos a su trabajo. Finalmente, NeXT fue adquirida por Apple y volvió a Cupertino, con más fuerza que nunca.
“Seguí adelante porque amaba lo que hacía”, dijo.
En su discurso en la Universidad de Stanford, en 2005, Jobs desnudó su alma. Puede que sea la única referencia más humana que se tenga de él, la más sincera y sobre todo, la más conmovedora.
Jobs citaba en esa intervención la última edición de The Whole Earth Catalog, lo que para él fue Google, sólo que 35 años antes de que naciera. Los autores de la publicación se vieron obligados a cerrarla, y lo hicieron con una frase que impresionó especialmente a Jobs. “Permanezcan hambrientos. Permanezcan soñando.”
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