La misión de Steve Jobs al volver a Apple estaba clara: Jobs no quería tan solo salvar la compañía, quería seguir manteniendo la filosofía sobre la que la había fundado en 1976, quería que Apple cambiase el mundo. Misión cumplida: tras la integración del software de NeXT en los ordenadores de Apple (Nextstep se convertiría en Mac OS X), y el lanzamiento de productos como el iMac, Steve Jobs volvió a llevar a Apple al camino de las ganancias. Lo de cambiar el mundo llegó con la amplitud de miras.
A Steve Jobs se le tilda muchas veces de visionario y una de las razones principales para esto es el hecho de no haberse limitado nunca en sus innovaciones a un solo mundo. A Apple ya le iba bien en el terreno de los ordenadores, pero Steve Jobs veía más allá: en pleno boom de los reproductores de mp3, Apple dio con la fórmula del iPod. Esta entrada en el mundo de la música llevó a la creación de iTunes y, sobre todo, la iTunes Store. Y en 2007 Apple decidió entrar también en el mercado de la telefonía móvil lanzando el iPhone, un teléfono que hacía que los smartphones del momento, las BlackBerry, pareciesen de lo más rudimentario; y no satisfechos con su revolución del mundo de los teléfonos, Apple se sacaban de la manga un nuevo dispositivo, el iPad, que iniciaría la nueva moda de los tablets.
Apple se convirtió en una de las compañías que más crecían y más beneficios producían. Pero ese éxito y esa estabilidad en el mundo profesional no se correspondían con la vida personal de Steve Jobs, cuya salud empezó a tambalearse en 2004, cuando se le diagnosticó cáncer de páncreas. Aunque se trata de uno de los tipos de páncreas más letales, el tumor pudo ser extraído. Dos años después, Steve Jobs sobrevivió a otra prueba: un trasplante de hígado. La salud de Steve Jobs se convirtió en tema habitual en las noticias sobre tecnología, y las especulaciones sobre su estado, especialmente durante sus bajas médicas, ganaban muchas veces a los rumores sobre nuevos productos.
En agosto todo se precipitó cuando Jobs, workoholic de libro, renunció a su puesto como CEO. Muchos esperaban su aparición durante la keynote del pasado 4 de octubre, pero esta no se produjo. Menos de dos días después, se producía la temida noticia: Steve Jobs moría a los 56 años. Una nueva (y dura) etapa se abre para Apple.
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