Once años lleva ya Steve Ballmer al frente de Microsoft; más de una década y sobre todo la década completa que más retos ha tenido que afrontar la firma.
Ballmer ha hecho de echar la lengua una de sus imágenes icónicas, ha participado en actos y presentaciones dejando para la posteridad algunos de los hits tech de YouTube y sobre todo ha estado detrás de los últimos buenos y malos lanzamientos de Microsoft. Ha traspasado la barrera de los aburridos consejeros delegados, siendo conocido a nivel más populares, aunque nunca ha llegado al nivel de popularidad o a convertirse en el icono que sí ha acabado siendo su tocayo, Steve Jobs.
Steve Ballmer nació en 1956 y creció cerca de Detroit, como explica su biografía oficial. Su padre trabajaba en Ford. Antes de unirse a Microsoft, Ballmer trabajó dos años en Procter&Gamble, pero pronto se pasó a la compañía que había fundado su compañero de habitación en Harvard. Fue el primer director que contrató la compañía.
Ballmer se ha convertido en el CEO con más poder de la historia de Microsoft, agrupando bajo su control directo todas las divisiones de producto a medida que los diferentes directores se han ido yendo a otras compañías. Sólo Windows y Online escapan a tenerlo como cabeza. La última salida ha sido la más polémica: Bob Muglia se iba y Ballmer enviaba un memorandum interno en el que señalaba que la firma necesitaba afianzar su posición en cloud computing.
Las voces críticas dentro de Microsoft contra Ballmer estarían empezando a surgir: dos fuentes cercanas a la junta han confesado a Financial Times que las presiones contra Ballmer, para conseguir mejorar los resultados de la empresa, han aumentado y que, aunque no creen que su puesto esté realmente en peligro, sí significa que las cosas se han puesto más difíciles, calientes es la palabra que emplea el económico, en la ejecutiva de la firma.
La ejecutiva habría por eso recortado los incentivos a cobrar por Ballmer este año, como aviso público de que el CEO podría hacerlo mucho mejor. Según FT, el iPad y el precio de las acciones de Microsoft son los principales temas que quitan el sueño a la firma.
Los planes de Ballmer no implican una marcha inmediata de la firma: hasta 2018 espera mantenerse en el poder, como recuerda ZDnet, que también recapitula las cosas buenas que el directivo ha hecho en sus once años como CEO. Ha sido Ballmer quién ha empujado a la empresa hacia el mercado móvil (no están haciéndolo todo lo bien que podrían, pero al menos se han dado cuenta de que tienen que estar ahí) y el que ha entendido el potencial del mercado cloud. Ballmer ha sido también quién ha remodelado la cúpula de la compañía, purgando los perfiles de especialistas en software que dirigían la empresa tras la era Gates e introduciendo más perfiles puramente tiburón de los negocios.
¿Será esto suficiente para durar otros once años? Torres más altas han caído.
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