Si no lo habéis probado todavía, Steam permite que un ordenador que tengamos en casa sirva como servidor de un videojuego, mandando la señal de vídeo y audio a otro equipo que actuará como cliente en cualquier lugar de la red local, al igual que podremos usar desde el cliente todo tipo de controles como ratón, teclado o mando de juego.
De esta forma, no necesitamos un equipo potente para poder jugar, es más, ni siquiera tiene que ser Windows. Podemos usar un equipo más modesto y con cualquier sistema operativo compatible con Steam, aunque el dispositivo en sí no soporte el videojuego en cuestión. Eso sí, la versión para Linux y OSX todavía no está operativa.
Este sistema supone un sinfín de ventajas, ya no sólo porque nos permite jugar en cualquier dispositivo y desde cualquier parte de la casa, sino también porque evita que tengamos que descargar e instalar el mismo juego en varios dispositivos y permitirá centralizar nuestros juegos y partidas.
La aplicación nos permitirá limitar el ancho de banda y la resolución, para poder ajustar la calidad y rendimiento a lo que prefiramos. Además Valve está planeando ofrecer soporte para aún más dispositivos, por lo que podríamos incluso verlo funcionando en consolas, tablets y hasta smartphones.
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