Startups aceleradas, un año después ¿qué ha cambiado?
Las startups entran en programas de aceleración, los completan, se gradúan y salen. Pero ¿qué es de ellas una vez que están sueltas en el mundo?
Las razones para entrar: búsqueda de apoyo y de impulso
¿Por qué decide entrar una startup en una aceleradora? En la actualidad, en esa casi burbuja de aceleradoras en la que vivimos, parece que ni siquiera hacen falta razones: cualquier startup que quiera triunfar debe pasar por un programa de aceleración, parece ser el mensaje que llega a todas partes. No obstante, cada startup es diferente y cada una tiene sus razones para entrar en una aceleradora.
Los motivos principales suelen ser dos: por un lado, el de dar forma de verdad a la startup y lanzarla de una vez; y, por otro, el de la búsqueda de apoyo y consejos. “Buscábamos dar forma a la idea que teníamos en la cabeza hasta convertirla en un proyecto real”, asegura Silvia Varela, cofundadora y CEO de Sherpandipity, que estuvo en The Founder Institute entre mayo y septiembre de 2012 (primera promoción en Madrid) y que añade que hay “un gran salto entre la iniciativa y la acabativa”.
Kike Álvarez, CEO de Clipyoo, acelerada en Wayra entre septiembre de 2011 y agosto de 2012, comenta que querían “crecer y dar forma a una empresa recién nacida”.
La otra razón es la que tiene que ver con haberse iniciado en el mundo emprendedor en solitario y de pronto verse algo perdido. Es lo que le pasó a Rocío González Lovelle, CEO de ModaFinder (The Founder institute, también primera edición en Madrid), a quien le entró “el vértigo del que pisa el escenario por primera vez”. Cuando conoció propuestas como la del Founder Institute y vio que el “modelo participativo” le garantizaría “contar con una red de apoyo profesional en diferentes áreas de negocio“, se lanzó.
Rocío explica el cielo que ve todo emprendedor que entra en una aceleradora: “Imagínate: estás sola, acabas de lanzar tu empresa y se te presentan “expertos” de tu sector que te ofrecen apoyo y financiación si formas parte del programa. El paraíso en la tierra, vamos”. Pero ¿es realmente así?