Cuesta unos 1.900 euros y no es un procesador, sino un reloj hecho de Durinox, un material tan resistente como la cerámica (de la que usan para motores, no la de Talavera del Reina) o el adamantium, y una esfera de cristal de zafiro. Aparte de eso, la característica más llamativa, aparte de un buen estilo, es que se puede dar la vuelta a la esfera para transformarlo de reloj estándar a reloj para deportistas, al estilo Nike.