Los números no ayudan a Sony. La compañía ha cerrado el año fiscal con cerca de 99.000 millones de yenes de pérdidas (más de 760 millones de euros), lo que obliga a una política espartana de costes. La reducción del gasto será la clave de su nueva estrategia empresarial, anunciaba durante la presentación de resultados, más que el lanzamiento de nuevos productos.
En este sentido, la firma acaba de reconocer que eliminará algunos de sus proveedores para así mejorar sus cifras. De aquí a finales de 2010, la casa reducirá a la mitad el número de acuerdos. La firma comprará más a unos pocos, lo que permitirá ahorrar 500.000 millones de yenes (unos 3.820 millones de euros), como recoge MarketWatch citando al japonés Nikkei.
La reducción podría suponer una caída del 20% en sus costes de producción, los peores de la industria de la electrónica según Bloomberg. El recorte centrará las compras de Sony en algunos sectores específicos, aunque la reducción no beneficiará de forma específica a algunos proveedores sobre otros, como apunta una analista de mercado al canal económico.
Además de este proceso para ajustar costes, la asiática también ha iniciado un proceso de regulación de empleo. 16.000 trabajadores dejarán la compañía.
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