El sistema, denominado Mofiria, está basado en una cámara que utiliza un sensor CMOS para captar, gracias a una luz, la disposición de las venas. Los datos de estos patrones se comprimen, lo que hace posible que la información se almacene en dispositivos como portátiles e incluso teléfonos móviles.
Según Sony la tecnología de autenticación de venas es mucho más fiable y produce lecturas más rápidas que otras técnicas de autenticación biométricas, como las huellas dactilares o las exploraciones de retina. Los patrones de las venas difieren de una persona a otra y no cambian con los años. Además, según afirma Sony con algo e picaresca, son mucho más fáciles de recordar que las contraseñas.
La compañía ha dicho que el índice de falsos rechazos es menor al 0.1 por ciento y que el tiempo para la identificación es de sólo 0,015 segundos utilizando la CPU de un ordenador y de 0,25 segundos si se utiliza la CPU de un móvil.
Sony no es la primera compañía que se fija en las venas como modelo de seguridad; a finales del año pasado Fujitsu lanzó un ratón que lee las venas de las manos.
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