El avance de la tecnología ha permitido que países como Suiza o Estonia fortalezcan sus procesos electorales con una buena dosis de votos online desde hace más de diez años. Distintos cantones suizos soportan las votaciones por internet desde 2004, mientras que el sistema se implantó en Estonia un año más tarde. En las últimas elecciones estonias, celebradas el pasado mes de marzo, cerca de la mitad de sus votantes decidió utilizar esta alternativa.
Y no son los únicos. Canadá, Estados Unidos, Francia o Australia también se han sumergido en la aventura de la votación por medios electrónicos.
¿Y qué pasa con España? Aquí parece que el Gobierno estaría dispuesto a revisar la situación para facilitar la participación de los votantes residentes en el exterior, esto es, para mejorar lo que se conoce como el voto rogado. Y es que los españoles que se encuentran en el extranjero tienen dificultades para participar en los comicios, hasta el punto de que durante las elecciones generales del 28 de abril únicamente votaron 6 de cada 100 electores que se encontraban en otros países.
Scytl, empresa española de tecnología electoral, señala que desde la introducción del voto rogado en 2011 la participación del voto extranjero se ha desplomado casi 27 puntos, desde el 31,7 % al 4,9 %. A esto habría que sumar también aquellos votos que terminan perdidos por problemas del correo postal tradicional. Llegados a este punto, la adopción del voto online podría beneficiar a los expatriados, aunque también a otros colectivos con problemas de acceso al voto como personas con diferentes discapacidades.
“El voto por internet se presenta como una de las soluciones más importantes para modernizar los procesos electorales”, comenta Silvia Caparrós, CEO de Scytl.
“Entre sus beneficios cabe destacar la reducción de costes (el voto online es casi un 50 % más barato que la votación presencial), mayor eficiencia, transparencia y seguridad”, enumera Caparrós. “El voto online también ayuda a frenar el descenso en la participación ciudadana y evita la pérdida de votos remotos, a la vez que facilita la accesibilidad para todos los ciudadanos por la posibilidad de votar desde cualquier sitio en el que el ciudadano disponga de un dispositivo y acceso a internet”.
“Además”, añade esta experta, “es un modelo que ayuda a proteger el medioambiente, ya que por ejemplo en España se evitaría la impresión de 1 600 toneladas de papeletas, lo que equivale a 22 500 árboles”.
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