Cada vez son más frecuentes las condenas a empresas por el uso de software ilegal, y vuelven a poner en el punto de mira la última reforma del Código Penal, que endurece sensiblemente las sanciones por software pirata y amplía las consecuencias legales para la empresa y sus administradores.
Los datos del informe de BSA The Software Alliance son muy claros: solo en Cataluña el 42% de empresas utilizan programas sin licencia, un 13% más que la media europea. La reforma del Código Penal, por otra parte, es impactante: las empresas se arriesgan a sanciones de hasta 280.000 €, posible suspensión de la actividad empresarial hasta cinco años y responsabilidad hasta dos años de prisión para los administradores, entre otras penas.
Esta reforma levantó, y sigue levantando, duras críticas entre los profesionales y empresas, que consideran las medidas desproporcionadas, ya que las sanciones pueden ser más duras por el uso de software ilegal que, por ejemplo, defraudar en la declaración del IVA o despedir ilegalmente a un trabajador. ¿Son las pérdidas de empresas privadas de software más graves que el fraude fiscal o el incumplimiento de las leyes laborales? Esa es la sensación.
El amplio uso de software ilegal se atribuye frecuentemente a un tema de «cultura empresarial», ya que las posibles sanciones económicas son mucho más elevadas que la inversión en licencias de software. Pero para pymes esta inversión no es tan asumible como para una gran empresa. Esto sin tener en cuenta la gran cantidad de freelances y microempresas que pueden necesitar programas cuyas licencias tienen precios prohibitivos en muchos casos, y para los que no hay una alternativa válida de software libre, como en el caso de diseño o edición de audiovisuales.
En resumen, el enfoque que se ha dado hasta el momento es penalizador, endureciendo las sanciones para quienes infrinjan la ley. Incluso las campañas de concienciación que se llevan a cabo, como la de Leysoftware.net, destacan las consecuencias legales de utilizar software pirata. Pero, ¿es este el enfoque más adecuado?
Los expertos en seguridad en Internet siguen un discurso muy diferente, enfocado a los graves problemas de seguridad que puede provocar el uso de software ilegal. Según datos de Play-it-safe.net, la unidad de Digital Crimes de Microsoft, el 61% de ordenadores adquiridos con software pirata tienen algún tipo de virus o malware.
Este malware expone a las empresas a importantes brechas en la seguridad, como a la pérdida de datos del negocio en un 73% de casos, y a fallos críticos en un 43%.
Y esta falta de seguridad se traduce en pérdidas económicas: solo en el 2013 se produjeron pérdidas por valor de 127 billones de dólares por problemas con la seguridad relacionados con el malware asociado a software pirata, y 364 billones por violación de los datos personales a causa de malware asociado a software pirata.
Pero los problemas de seguridad van mucho más allá. Hoy en día todos estamos hiperconectados, tanto en nuestra vida profesional como personal; esto genera riesgos en la seguridad tanto para empresas como para usuarios. Se necesitan más control sobre las herramientas tecnológicas que se utilizan, como el software, y una mayor concienciación de los riesgos que implica la hiperconectividad y las brechas de seguridad. Difícilmente esta concienciación se conseguirá con penalizaciones, lo que se necesita es más información.
En referencia al IoT y los riesgos de seguridad, John Moor, director de The Internet of Things Security Information comentaba que «si no tenemos cuidado, podemos meternos en problemas sin darnos cuenta. Y algunos de ellos sin precedentes».
Porque la mayoría de empresas que utilizan software ilegal también se conectan a distancia para consultar el email, acceder a datos bancarios o consultar bases de datos de clientes o trabajadores desde cualquier dispositivo, por lo que la brecha de seguridad que favorece este software es mucho más profunda de lo que parece en un primer momento.
Como ya hemos comentado, para la mayoría de pequeñas y medianas empresas, por no hablar de freelances, ven como una carga asumir las licencias de software legal.
Los programas libres u opensource, son una alternativa, pero no ofrecen una solución completa, ya que hay programas específicos que no encontraremos en versión gratuita con funcionalidades similares. Además, se pueden generar problemas de la compatibilidad entre programas si queremos integrarlos.
La opción cada vez más extendida en empresas son las soluciones basadas en cloud. Estas opciones reducen el coste tanto de licencias como de la infraestructura física necesaria, y con un elevado nivel de seguridad de los datos.
En resumen, al final no todo se reduce a una penalización legal o una sanción económica. Los riesgos en la seguridad exponen a las empresas tanto a pérdidas económicas significativas como a un impacto negativo en su imagen y reputación, y por lo tanto en la confianza de sus clientes actuales y potenciales. Por ello, vale la pena valorar el riesgo y las alternativas a nuestro alcance: lo que nos tiene que preocupar es la seguridad, no la sanción.
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