Este artículo forma parte de una serie de dos entregas. Aquí puedes leer la segunda parte.
La utilización de los términos ‘software libre’ y ‘software de código abierto’ puede generar cierta confusión, puesto que la línea que diferencia ambos conceptos es muy fina.
El software libre es un tipo de software que se pone a disposición de la comunidad para que pueda ser usado, estudiado, modificado y redistribuido por los usuarios con total libertad. Y si se modifica el código fuente y se redistribuye dicho producto debe ser ofrecido al resto de la comunidad con esos mismos derechos. De este modo, el término se refiere a la libertad que se concede a los usuarios.
En el caso del software open source la apertura recae en el código, que es compartido para aprovechar las ventajas que ofrece la colaboración. Es decir, se centra en la accesibilidad al código. Sin embargo, las licencias de código abierto son más restrictivas que las de software libre. Por ejemplo, se puede impedir la distribución de modificaciones, permitiéndose únicamente la distribución de las mismas como parches. También puede exigirse el cambio de nombre o número de versión de las obras derivadas, con el fin de mantener la integridad del código original.
En cualquier caso, no cabe duda de que el software libre y el open source gozan de muy buena salud. “Estamos en un punto en el que el software libre es una opción más que existe en el mercado a la hora de afrontar un nuevo proyecto. Desde bibliotecas hasta proyectos enteros. Que sea software libre sólo significa que hay que tener en cuenta una serie de consideraciones, que son importantes, pero que no van a detener su adopción. Por ello, diría que el software libre se ha convertido en un producto, en una commodity, que podemos usar o no. Y esto son buenas noticias para la industria de desarrollo de software, en general, y para las empresas que tienen modelos de negocio basados en software libre, en particular, así como para los usuarios finales”, declara Daniel Izquierdo, CEO de Bitergia.
María Portilla, gerente de la Asociación de Empresas de Tecnologías Libres y Conocimiento Abierto de Euskadi (ESLE), considera que “en un mundo empresarial marcado por la transformación digital, el papel de las tecnologías abiertas es fundamental”. “El software libre se ajusta a los cambios a los que se enfrentan las organizaciones. Y las tecnologías open traerán una independencia tecnológica necesaria a la hora de desarrollar soluciones que puedan responder a las necesidades de empresas y clientes”, puntualiza.
Si hablamos de cambios, no cabe la menor duda de que la situación generada por la pandemia ha supuesto un punto de inflexión. “El año 2020 fue clave en el proceso de transformación digital de las empresas. Y en este contexto, el open source empresarial ha adquirido especial protagonismo”, indica Portilla. Así pues, asegura que la implantación de este modelo se aceleró durante la pandemia. “Una evidencia clara de ello es que cada vez más empresas comercializan productos basados en proyectos open source. Y que comunidades como Operate First, Fedora y Kubernetes están prosperando. Puede que los sistemas de software estén conquistando el mundo. Sin embargo, el open source empresarial es el que está haciendo todo el trabajo. El open source empresarial continúa ganando terreno en detrimento del software propietario”, comenta.
Los datos recogidos por Red Hat confirman esta tendencia. “En nuestro cuarto informe anual ‘El estado del open source empresarial’, el modelo de desarrollo de código abierto no muestra signos de desaceleración. De hecho, se aceleró durante la pandemia. El informe descubrió que el 92% de los líderes de TI encuestados creen que las soluciones empresariales de código abierto son fundamentales para abordar los desafíos de la COVID-19. En los próximos dos años, se espera que el software propietario como parte de los sistemas en uso por las empresas de los encuestados disminuya en ocho puntos (del 45% al 37%), un descenso significativo. En el mismo periodo, se espera que el código abierto empresarial aumente en cinco puntos (del 29% al 34%); y el código abierto basado en la comunidad, en tres puntos (del 21% al 24%)”, especifica Miguel Ángel Díaz, Head of Business Develpoment de Red Hat en Iberia.
Igualmente, Álvaro Saugar, ingeniero de software de Liferay, cita un estudio de Tidelift, el cual pone de manifiesto que el 92% de las aplicaciones contienen librerías open source. “Esto demuestra un estado de salud muy positivo”, declara.
De este modo, la gerente de ESLE cree que “estamos sentando las bases del cambio de paradigma empresarial y social de los últimos años”. “Se trata de un nuevo escenario, marcado por una mayor colaboración, descentralización de tecnologías y procesos, mayor flexibilidad, innovación, transparencia, soberanía tecnológica y, en definitiva, una motivación para los desarrollos tecnológicos centrados en las personas. Lo que anteriormente era propiedad de unos pocos será compartido por muchos”, sentencia.
La contribución del software libre y del código abierto al avance del sector tecnológico está fuera de duda. “Las tendencias tecnológicas que están cambiando la forma en que trabajamos y hacemos negocios nacieron en el código abierto, como Linux empresarial, computación en la nube, edge computing, internt de las cosas, contenedores, inteligencia artificial y aprendizaje automático o DevOps”, apunta la gerente de ESLE.
Además, Díaz recalca que “el modelo de desarrollo de código abierto y las innovaciones de código abierto están creando nuevas categorías de software a un ritmo asombroso”. Asimismo, indica que “el código abierto reduce drásticamente las barreras para que las empresas trabajen juntas en tecnologías y plataformas beneficiosas mutuamente”. Y destaca que el open source “genera ecosistemas enteros que amplían el valor y la utilidad de las nuevas tecnologías individuales”.
Al hilo de ello, el CEO de Bitergia reflexiona así. “¿Qué empresa se puede permitir hacer desde cero cualquiera de los grandes proyectos de software libre que existen en el mercado? La respuesta claramente es que no muchas. Ni empresas, ni administraciones públicas. Y mucho menos organizaciones de menor tamaño. El concepto de poder reusar y construir sobre conocimiento previo es tan potente que empresas que son competidoras directas en ciertos mercados están participando y colaborando en los mismos proyectos de software libre. Como ejemplo, podemos echar un ojo a cualquiera de los proyectos que se encuentren dentro del paraguas de algunas de las fundaciones de software libre, como Eclipse o la Fundación Linux”.
Por otro lado, Saugar recuerda que “cuando se habla de cómo ayuda el open source al sector no hay que pensar únicamente en la cantidad de proyectos y librerías disponibles que son usadas por multitud de empresas y que nos permiten ahorrar tiempo y costes, sino también en el ecosistema y las comunidades”.
“La cantidad de personas que comparten su tiempo y que participan en dichos proyectos aprenden de grandes desarrolladores y proyectos ampliamente usados, mejorando sus habilidades. Todo esto permite que el sector se enriquezca con proyectos de calidad y con desarrolladores más cualificados”, explica.
La implicación de las grandes empresas de software es fundamental para el desarrollo del software libre y open source. Si revisamos los datos de julio del Open Source Contributor Index (OCSI), las cinco corporaciones que más contribuyen a la comunidad son Google (5.421 contribuidores activos y una comunidad total de 11.054 desarrolladores), Microsoft (5.268 activos y 11.284 contribuidores totales), Red Hat (3.666 activos y 5.420 contribuidores totales), Intel (2.237 activos y 4.744 contribuidores totales) e IBM (2.089 activos y 5.049 contribuidores totales).
Si atendemos a las cifras aportadas por Statistics & Data, con datos hasta enero de 2020, la compañía que más commits y usuarios aporta a los repositorios de GitHub es Liferay, por delante de Red Hat, Microsoft y Google, que son las empresas más destacadas.
“Se da por hecho que el soporte económico es suficiente para mejorar la sostenibilidad de cualquier proyecto de software libre. En muchos casos, esto es así; pero en muchos otros, no lo es. Por ejemplo, en varios proyectos de software libre lo que se requiere es que nuevos desarrolladores ayuden, participen y que, con el tiempo, sean contribuidores con todos los derechos. Hay un proceso en casi todas las comunidades, donde, de entrada, no se confía en esa persona externa. De ahí, por ejemplo, la existencia del ‘pull request’ en GitHub para proporcionar un camino para que exista esa colaboración”, puntualiza.
Sin embargo, advierte que “tenemos algunas empresas que donan literalmente millones de dólares a fundaciones de software libre a través de membresías que les dan acceso a puestos en la junta de decisión de esas fundaciones, pero sólo una fracción de ese dinero llega en realidad a los proyectos de software libre”.
No obstante, recalca que “hay otras tantas fundaciones que tienen modelos diferentes, donde no se compra ese puesto en la junta, sino que las personas participantes en la comunidad son las importantes, como la Fundación Apache, por ejemplo, donde llegas a ser parte de la junta si has sido elegido por otros miembros de la propia fundación”.
En cualquier caso, reconoce el relevante papel de estas organizaciones. “No digo que las fundaciones de software libre no sean útiles. Lo fueron en su momento, como paraguas legal. Y hoy en día lo son para ofrecer soporte, infraestructura, marketing y otras tantas cosas que benefician a todos los proyectos”.
En la próxima entrega de esta serie de reportajes repasaremos algunos de los proyectos de software libre y código abierto más relevantes y cuáles son las principales compañías que los apoyan. Además, analizaremos las repercusiones que puede tener la compra de GitHub por parte de Microsoft.
Aunque vivimos un “momento dulce para el sector del software libre”, como afirma Portilla, también hay algunos retos. “Existen algunas barreras que deberemos derribar si queremos que el sector crezca conforme a la demanda esperada. Tal es el caso de la escasez de perfiles profesionales cualificados y con competencias en tecnologías open. El aumento explosivo en el uso de código abierto, el impulso de la transformación digital y la necesidad de una mayor seguridad se traduce en una mayor demanda de soluciones de código abierto y, por tanto, estos factores presentan serios desafíos para las empresas y organizaciones a la hora de contratar y retener talento experimentado y bien capacitado en tecnologías open”, declara.
El CEO de Bitergia también pone el foco sobre dos aspectos preocupantes. Por un lado, lamenta que “muchas empresas no contribuyen de vuelta al ecosistema del cual absorben conocimiento, como el código fuente”. Por otra parte, señala que hay desarrolladores “que participan en proyectos de software libre porque es como tienen que trabajar, no por una cuestión de entender o incluso defender ese modelo de desarrollo”. Considera que “esto podría llegar a perjudicar a los propios proyectos de software libre, ya que deja de lado temas tan básicos como la mera existencia del porqué del software libre, como pueden ser las libertades que concede al usuario final”.
Además, el portavoz de Liferay, advierte que “algunos de los proyectos ampliamente usados están mantenidos por personas en su tiempo libre, sin aportaciones de empresas, lo cual supone cierto riesgo”. “Podemos deducir que el open source vive en un fino equilibrio. Por un lado, se usa ampliamente por los beneficios que aporta —código y funcionalidades, normalmente de calidad y sin coste, y comunidades que colaboran en el mantenimiento, consultas, generación de contenido, etc.—. Pero en algunas ocasiones, su mantenimiento es realizado con aportaciones individuales de usuarios en su tiempo personal, por lo que en actualizaciones y otros aspectos se puede incurrir en fallos no previstos”, concluye.
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