Por tan solo 12 dólares Jaremy Smith, de Utah, propuso al mundo adquirir un enchufe que sustituye los enchufes normales y corrientes (para Estados Unidos, ojo con esto si estabas pensando encargar uno) pero añadiendo tres LED en la parte inferior capaces de proporcionar un punto de iluminación en zonas de paso o, por ejemplo, eliminar la necesidad de encender la luz del WC (con el consiguiente ahorro) si sólo vamos a entrar un momento a coger o dejar algo.
El enchufe se llama SnapRays, no precisa de ninguna instalación especial distinta a la de cualquier enchufe convencional y el gasto de los pequeños LED que incorpora no supone más de unos 5 céntimos anuales en consumo eléctrico, es decir, prácticamente despreciable y además como la gran mayoría de este tipo de sistemas de iluminación tiene una larga vida útil, en este caso 25 años. Los LED cuentan con un sensor en su parte frontal de manera que se activan de manera automática cuando se apaga la luz en la habitación donde esté ubicado este enchufe, apagándose si detecta que se enciende la luz de la estancia o que hay suficiente iluminación procedente del exterior, de manera que durante el día quedarían apagados.
No necesita ningún tipo de pilas ya que obtiene la alimentación eléctrica del propio enchufe que, por supuesto, mantiene disponibles los dos conectores.
Inmediatamente de su publicación en Kickstarter obtuvo una acogida tremendamente positiva superando de manera meteórica las expectativas del inventor, que solicitaba una financiación de $12.000 € y en el momento de escribir estas líneas, cuando ha pasado poco más de un día desde que inició el proceso de búsqueda de financiación mediante crowdfunding, supera los 3.000 micromecenas y más de $165.000 aportados… a falta de 27 días para concluir esta fase de solicitud de fondos para convertir en realidad el proyecto.
Quizá la enseñanza más importante de la historia de Jeremy Smith y su enchufe luminoso SnapRays es que en ocasiones un gran éxito no se oculta tras algo revolucionario y grandioso llamado a cambiar el mundo sino tan solo hace falta una solución ingeniosa a una pequeña necesidad de un número importante de personas, como en este caso, una pequeña mejora sobre objetos cotidianos.
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