SMS: 20 años de revolución… y sobreviviendo
Aunque ha pasado por épocas mejores, el Short Messaging Service sigue vivo y oponiendo resistencia a las aplicaciones de mensajería instantánea. Hoy celebra su vigésimo aniversario.
Justo hoy hace veinte años, el 3 de diciembre de 1992, un programador británico llamado Neil Papworth que trabajaba para Sema Group enviaba una breve felicitación a uno de sus amigos a través de una nueva técnica bautizada como Short Messaging Service.
Ese amigo era Richard Jarvis, empleado de Vodafone, y el mensaje decía simplemente “Feliz Navidad”, permaneciendo en el recuerdo como el primer SMS de la historia. Aunque en esta ocasión había sido remitido desde un ordenada hasta un teléfono, en vez de utilizar dos terminales móviles.
En un principio, el sistema había sido concebido con una forma sencilla y divertida de comunicarse internamente dentro de la operadora de telefonía del “Power to you”. Pero su idea revolucionaria no se quedó ahí.
A finales de los años 90, a medida que los fabricantes iban incorporando el servicio a sus terminales, comenzó a popularizarse su uso entre usuarios de todo el mundo. Y, a día de hoy, se contabilizan unos 8.000 millones de mensajes anuales. De hecho, los adultos con edades comprendidas entre los 18 y los 25 años suelen enviar 133 mensajes a la semana cada uno, como media.
Y eso que en la actualidad el SMS no está pasando por su mejor momento. Mientras que en ciertos puntos geográficos, como algunos países africanos, está ayudando a mantener comunicada a la población, en otras zonas como Europa o Estados Unidos, el auge del Internet móvil y la aparición de aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp han comenzado a minar su cuota de mercado.
Ahora bien, que se haya recrudecido la competencia no significa que el servicio SMS haya dado sus últimos coletazos. Y 20 años bien merecen un recordatorio para una tecnología que ha llegado incluso a reinventar la forma de expresarse, con sintaxis abreviada y mensajes a veces prácticamente ininteligibles tipo “komo stas?” o “tq”.