Los edificios son enormes sumideros energéticos. Según los datos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés), los edificios representan el 36% del consumo energético global y son responsables del 37% de las emisiones total de CO2.
De este modo, cualquier innovación que ayude a mejorar la eficiencia energética de los edificios supone un enorme avance en la lucha contra el cambio climático. Y en este contexto, los smart buildings parecen llamados a desempeñar un papel protagonista.
Según el estudio ‘Smart Buildings: Key Opportunities, Competitor Leaderboard & Market Forecasts 2022-2026’, elaborado por Juniper Research, la cantidad de edificios que implementarán tecnologías de construcción inteligente en todo el mundo alcanzará los 115 millones en 2026, un 150% más que en 2022, que se estima que concluirá con 45 millones de smart buildings. La consultora explica que este crecimiento refleja la creciente demanda de la eficiencia energética de las empresas y los residentes, a medida que aumentan los costos de energía.
Juniper Research define como smart buildings aquellos edificios que utilizan la conectividad para permitir un uso económico de los recursos y que crean un entorno seguro y cómodo para los ocupantes. En este sentido, la investigación pone de manifiesto que permitir que los edificios monitoricen y automaticen funciones comunes permite lograr ganancias significativas en eficiencia, a la par que se mejora el entorno para los trabajadores y los residentes. Así pues, el informe recomienda que los proveedores se centren en crear plataformas de análisis para obtener el máximo valor de estas implementaciones.
La consultora afirma que el crecimiento será especialmente acusado en el ámbito no residencial, ya que este tipo de edificios representará el 90% del gasto en smart buildings en 2026, en línea con los datos del presente ejercicio. Este dominio se explica por las mayores economías de escala que se producen en este tipo de edificios, así como al enfoque comercial de la mayoría de las tecnologías de construcción inteligente.
“Los proveedores de plataformas de edificios inteligentes comprensiblemente se centrarán en los casos de uso no residencial, ya que proporcionan un mayor retorno de la inversión; pero no deben descuidar la importancia de las implementaciones residenciales, ya que las preocupaciones ambientales se intensifican”, declara Dawnetta Grant, coautora de la investigación.
Este boom de los smart buildings impactará significativamente en el sector tecnológico. El estudio señala que los envíos globales de sensores utilizados en edificios inteligentes superarán los 1.000 millones anuales en 2026, desde los 360 millones con los que concluirá 2022, lo que supone un crecimiento del 204%.
Estos sensores, combinados con plataformas de gestión inteligente, permitirán que los edificios inteligentes se adapten a las condiciones, coordinando elementos como la iluminación, la calefacción y la ventilación con los requisitos de vida. Además, el informe recomienda que los proveedores de smart buildings se asocien con proveedores de inteligencia artificial, con el objetivo de maximizar los beneficios de la automatización, como la reducción de los costes de energía y la mejora de los entornos de trabajo.
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