Skully se declara en bancarrota y no entregará sus cascos inteligentes
Finalmente la startup Skully no podido soportar durante más tiempo la situación y ha tenido que echar el cierre, dejando a aquellos que la apoyaron en su campaña de crowdfunding sin el casco de moto inteligente después de haberlo financiado.
La de Skully no es la primera ni será la última campaña de crowdfunding que, a pesar de haber superado el objetivo de fondos que se marcaron, no ha acabado bien y ha terminado declarando la bancarrota sin haber entregado a los usuarios el producto que ayudaron a financiar. Pero en el caso de productos de un alto precio, como el casco de moto inteligente, la pérdida para los usuarios se vuelve mucho más sustancial.
Con un precio para reserva de 1.500 dólares, el casco Skully era algo que no todo el mundo podía permitirse, y al apoyar esta campaña a pesar de su alto coste, los usuarios mostraron una gran confianza en el producto, confianza que no se ha visto correspondida. Skully ha terminado cerrando por bancarrota, debido a la falta de fondos por una mezcla de factores, que incluían sobrecostos, problemas en la fabricación y errores importantes en la gestión.
El cierre de la compañía era algo que se preveía desde hace un tiempo, pero fue claro cuando hace unos días la junta de la compañía decidió echar a los fundadores Marcus y Mitch Weller. Tras ellos se despidió a la mayoría de empleados y finalmente se cerró el sistema de ventas online.
Skully intentó salvar la situación con una ronda de financiación de 6 millones de dólares, e incluso se planteó la venta a LeSport, una subsidiaria de LeECo, pero al final nada ha dado resultado y han terminado cerrando. Al menos los usuarios que financiaron el producto tendrán la oportunidad de recuperar parte de su dinero a través de Fusar, que con su programa Skully Owners Stimulus (SOS) ofrece un crédito equivalente al dinero invertido para sus productos, algo a lo que no han podido recurrir otras muchas víctimas startups mal gestionadas.